Vivir renovado: Cuando la historia de tu parto no fue como esperabasMuestra
Expectativas vs. Realidad
No sé tú, pero yo amo planear. Me gusta saber lo que va a pasar, cuándo va a pasar y con quién va a pasar. Si sé qué esperar, puedo pensar cómo responderé y me siento más preparada. Desde luego, podemos planificar para la alegría de nuestro corazón, pero eso no significa que nuestros planes realmente sucederán.
A las 33 semanas, mi hija nació pesando menos de 1 kilo y medio. Solo la sostuve por un par de minutos antes de que las enfermeras de la unidad de cuidados intensivos neonatal (UCIN), se la llevaran rápidamente a una incubadora para mantenerla caliente y protegerla de gérmenes. Envié a mi esposo con ella para asegurarme de que estaba bien. Luego los doctores terminaron los procedimientos posteriores al nacimiento, y de repente había silencio.
No hubo contacto piel con piel. No hubo fotos familiares preciosas. No hubo aprendizaje de cómo amamantar la primera vez. Solo era yo, sola en un cuarto, postrada en una cama y desorientada. Era lo más lejano que había estado de mi hija. Mi realidad no se parecía a lo que yo quería. Estaba frustrada, triste, enojada y confundida. No me di cuenta, pero estaba haciendo el duelo por la pérdida de mis expectativas.
- Esperaba tener un embarazo saludable. En vez de eso, desarrollé una severa preeclampsia.
- Esperaba tener un embarazo a término. En vez de eso, di a luz siete semanas antes.
- Esperaba abrazar a mi bebé después de su nacimiento. En vez de eso, tuve que dársela a alguien más.
- Esperaba pasar mis primeros momentos de postparto como una nueva familia de tres. En vez de eso, pasé esos momentos sola.
- Esperaba cuidar a mi bebé mientras aprendía a ser mamá. En vez de eso, tuve que confiar en que sus doctores la cuidaran mientras me dejaron preguntándome cuál era mi rol en todo esto.
No sé qué expectativas, esperanzas, o sueños tenías para esta estación de tu vida, pero estoy tan apenada de que tus expectativas no fueron tu realidad. Si estás sentada en la unidad de cuidados intensivos neonatales hoy, o tu pequeño está ahora corriendo en la casa—puedes permitirte sentirte decepcionada con su historia de nacimiento. Puedes sentir tanto gozo como pena al mismo tiempo y sin vergüenza.
En medio de todas tus expectativas incumplidas, hay una sola cosa en la que puedes confiar: Dios estará contigo en todo. Isaías 43:2 dice, “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.
No importa lo mucho que queramos evitar nuestros traumas y penas, la única forma de superar algo es atravesarlo. Tenemos que sentirlo para sanarlo. Pero mientras caminamos, podemos confortarnos en la verdad de que nuestro Dios puede estar con nosotros, protegiendo nuestros corazones y sanándonos en cada paso del camino.
Dios, tú sabes los sueños que guardo en mi corazón. Estoy de luto por lo que yo esperaba, pero que no se alineó con mi realidad. Ayúdame a liberar todas mis expectativas a ti y darte todo el peso que estoy llevando. Ayúdame a sentir tu amor y confort en medio de mi pena. Gracias por guiarme a través de mi valle. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
Todas tenemos una imagen de cómo pensamos que será nuestro embarazo y nuestro parto. Cuando es de otra manera, puede ser desgarrador. Ya sea que hayas tenido un parto difícil o que tu pequeño haya necesitado una estancia en la UCIN, tu historia le importa a Dios. Este Plan, de una mamá de la UCIN, te ayudará a superar la historia del parto que no experimentaste y a encontrar esperanza y sanación para el futuro.
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