Dudar de DiosMuestra
Llegando a la raíz
Piensa en el proyecto de renovación. En el camino, es posible que descubras algunos lugares de tu cocina que se han podrido debido a la fuga. Para recuperarlos, tendrás que deshacerte de las partes dañadas y reemplazarlas con materiales nuevos.
Del mismo modo, a medida que renovamos nuestra fe, debemos deshacernos de las creencias que no se basan en la verdad.
Pedro experimentó esto junto con muchos de los primeros seguidores de Jesús. Vemos un ejemplo particularmente poderoso en Mateo 16. Para el contexto, Pedro, como muchos de los judíos de su época, pensó que el Mesías vendría como un rey conquistador, obteniendo la victoria sobre los romanos.
Pero Jesús vino como un siervo sufriente, no como un rey vencedor. Desafió las expectativas de lo que los líderes religiosos pensaban que sería, dando lugar a una forma de vida al revés y centrada en el Reino.
Jesús vino a elevar el estandard del amor. No tomó el poder. Sirvió a la gente. Pasó tiempo con personas ignoradas por otros. Cenaba con pecadores. Se humilló a sí mismo cuando tenía todo el derecho de exaltarse a sí mismo.
Entonces, volvamos a Mateo 16. Jesús está explicando cómo debe sufrir, morir y resucitar de entre los muertos, y Pedro no quiere escucharlo. Jesús lo reprende, insistiendo en que el plan de Dios es completamente diferente de las suposiciones y expectativas limitadas de Pedro.
También podemos caer en esta trampa: a menudo, son nuestras propias suposiciones las que limitan las posibilidades, y la verdad es que Dios es mucho más grande y mejor de lo que podríamos imaginar.
Al igual que Pedro, tenemos que descubrir dónde nuestras propias suposiciones nublaron nuestra percepción del carácter de Dios o distorsionaron nuestra visión de Su plan. Y en el proceso, a menudo descubriremos que nuestras dudas tienen menos que ver con quién es Dios y más con nuestra comprensión defectuosa de quién es Él.
Quizás renovar nuestra fe se trata de darnos cuenta de dónde hemos proyectado nuestros propios ideales en Dios. Tal vez sea una oportunidad para evaluar honestamente si nos estamos volviendo más como Jesús o si estamos creando un dios que suena como nosotros, piensa como nosotros y se parece a nosotros.
Y es por eso que derribar nuestras creencias y expresar nuestras dudas no es lo opuesto a la fe. Como aprendemos de Pedro, Tomás y tantos otros, a menudo es una gran parte de una fe en crecimiento.
Así que, mientras tu corazón se renueva, no quemes tu fe hasta los cimientos. Haz el trabajo duro y agotador de evaluar lo que crees, por qué lo crees y si esas creencias son algo para seguir construyendo o algo para reemplazar.
Al hacerlo, recuerda consultar a Dios y a los demás. Ora por sabiduría, pídele a Dios que te revele dónde necesitas reemplazar una idea defectuosa de Él con quién es Él realmente.
Estas son algunas buenas preguntas que debes tener en cuenta al evaluar tus creencias:
- ¿Por qué tengo esta creencia? ¿Quién me dijo esto?
- ¿Esta creencia está arraigada en las Escrituras?
- ¿Esta creencia me ayuda a amar a Dios y a los demás? ¿Coincide esta creencia con la vida y las palabras de Jesús?
Al hacerte estas preguntas difíciles, recuerda llevarlas a Dios. La creencia a menudo nace de las relaciones, y llegamos a confiar más en Dios a medida que lo conocemos mejor. Entonces, cuando te hagas estas preguntas, hazlo con un corazón que desee conocer a Dios.
Él promete que Sus seguidores reconocerán Su voz y te guiará por el camino que debes seguir.
Ora: Dios, muéstrame cualquier área en la que deba reemplazar una idea falsa de Ti con la verdad acerca de quién eres realmente. Dame sabiduría y guía al evaluar mis creencias, y dame discernimiento al comparar mis creencias con Tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
¿Qué tal si la duda no es lo opuesto a la fe sino una puerta a una fe más profunda? En este Plan bíblico de 7 días que acompaña a la serie de mensajes del pastor Craig Groeschel, Dudar de Dios, descubriremos que las dudas no te hacen un mal cristiano. De hecho, podrían ser un ingrediente necesario para el discipulado.
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