Dudar de DiosMuestra
Pensemos de nuevo en Tomás
Volvamos a nuestra analogía de la casa del día de ayer. Imagina que alguien viene a reparar tus fugas, pero tienes algunas preguntas. Quieres saber que la persona a cargo es confiable, ¿verdad? Eso está garantizado. Puedes pedir una lista de referencias o pruebas del trabajo que han realizado antes.
Nuestra fe funciona de la misma manera. Todos queremos saber que Dios es digno de confianza. Queremos confiar en que Él es quién dice ser y en que lo que dice la Biblia es verdad.
A veces sentimos vergüenza de hacer esas preguntas, sintiendo que deberíamos tener más fe. Pero nuestras preguntas no significan el final de nuestra fe, a menudo son el comienzo. Vemos prueba de esto en Tomás, uno de los 12 discípulos de Jesús durante Su tiempo en la tierra.
No sabemos mucho sobre Tomás. Era un pescador, y a menudo tiene mala reputación como “ Tomás el incrédulo.” ¿Pero y si hay más en su historia?
Tomás hizo las preguntas que la mayoría de los otros discípulos probablemente estaban pensando. Por ejemplo, en Juan 14, le preguntó a Jesús como podían seguirlo si no sabían a dónde iba.
Él tuvo el coraje de expresar sus preguntas y sus dudas, y al hacerlo, mantuvo su relación con Jesús. En Juan 11, vemos que dudó del plan de Jesús, pero eligió seguirlo de todos modos.
Luego, en Juan 20, vemos el relato por el cual es más conocido, el momento en el que dudo que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos.
Antes de apresurarte a emitir un juicio, haz una pausa y considera cómo te sentirías en ese momento. Imagina que eres Tomás. Tienes todas estas ideas sobre cómo será cuando venga el Mesías, y Jesús desafía todas esas expectativas.
Luego, eres testigo de la muerte de tu Maestro. En esa cultura, un maestro habría sido más cercano que un padre. Tomás habría estado devastado. ¿Y qué pasa después? Oyes que Jesús resucitó de entre los muertos.
¿Cómo hubieras respondido en su lugar?
Tomás naturalmente tenía algunas preguntas y reservas. Y para ser justos, los otros discípulos no eran exactamente pilares de fuerza.
En Juan 20:19, vemos a los otros discípulos acurrucados a puerta cerrada, aterrorizados de los líderes religiosos. Cuando Jesús apareció, le creyeron, pero su fe decayó y fluyó. ¿Cómo sabemos esto? Porque como aprendimos ayer, incluso en el último discurso de Jesús, ¡algunos de ellos todavía dudaban de Él!
Entonces Tomás no estaba allí con sus amigos en ese momento, y se entera de esta experiencia por uno de los otros discípulos. Reacciona con un poco de escepticismo, diciendo que solo creerá si tiene pruebas.
Basta con mirar la manera tan amable y compasiva en que Jesús responde a las dudas de Tomás:
Luego le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe" Juan 20:27 NVI
Jesús le da a Tomás exactamente lo que necesita, bondady evidencia.
Sí, Jesús continúa elogiando a aquellos que creen sin evidencia, pero no regaña a Tomás por querer una prueba. Jesús reacciona a nuestra duda de la misma manera.
Al igual que Tomás, podemos acercárnos a Él con nuestras preguntas y dudas, sabiendo que Él es amable y paciente con nosotros aun en nuestra incredulidad.
Ora: Dios, sé que eres digno de confianza, pero a veces me cuesta creerlo plenamente. Muéstrame evidencia de Tu bondad y fidelidad. Hoy, te traigo preguntas sobre _________. Gracias por Tu amabilidad y paciencia en medio de mi duda. Ayúdame a poner toda mi confianza en Ti, y muéstrame cómo navegar estás dudas de una manera que profundicen nuestra relación. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
¿Qué tal si la duda no es lo opuesto a la fe sino una puerta a una fe más profunda? En este Plan bíblico de 7 días que acompaña a la serie de mensajes del pastor Craig Groeschel, Dudar de Dios, descubriremos que las dudas no te hacen un mal cristiano. De hecho, podrían ser un ingrediente necesario para el discipulado.
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