Los hombres de reino levantándose: un plan de lectura de 8 días Muestra
Levántate
¿Alguna vez recibiste una tarjeta de cumpleaños, abriste el sobre, y sin leer la tarjeta la sacudiste queriendo saber si la persona que te la envió también te envió dinero? ¿O tal vez un cheque? Si fueras sincero, admitirías que la tarjeta no es muy importante sino lo que hay dentro.
Tú y yo sabemos lo decepcionante que es recibir una tarjeta vacía en un cumpleaños. Bueno, puedes imaginar lo decepcionado que estaba el cojo en Hechos 3 cuando Pedro le dijo que no tenía plata ni oro para darle, más aún porque se habían detenido ante él en respuesta a sus súplicas. Cuando alguien se detiene, generalmente significa que va a hacer algo.
A veces los retrasos son buenos para nosotros. Dios tiene la costumbre de retrasar su provisión e intervención en nuestras vidas con un propósito mayor. Uno de sus propósitos es asegurarse primeramente de tener toda nuestra atención.
El cojo de Hechos 3 era llevado a la puerta del templo todos los días (v. 2). Pese a que se trataba de una zona muy concurrida, él era ignorado. Cuando Pedro y Juan pasaron junto al cojo, Pedro dijo: "¡Míranos!" (v. 4) Ahora bien, si Pedro tuvo que decirle "míranos", significa que no los estaba mirando. Eso nos da una gran perspectiva sobre este hombre cojo. Pedro necesitaba toda la atención de este hombre. Necesitaba que se enfocara. Necesitaba que lo escuchara. Si realmente quería ser sanado, en ese momento necesitaba prestarle a Pedro total atención. Necesitaba ser parte de la solución.
La sanidad y el empoderamiento no son dones que se dan a través del toque de una varita mágica. La verdadera sanidad requiere tu deseo, tu responsabilidad y tu enfoque. Por eso, Jesús solía preguntar: "¿Quieres ser sanado?". Él no se limitaba a dar golpecitos en la cabeza de la gente otorgando salud y curación a quien estuviera cerca. Ten en cuenta que las multitudes se agolpaban alrededor de Jesús donde quiera que fuera. Inevitablemente la gente se iba sin ser sanada. Jesús preguntaba si la persona estaba dispuesta a ser sanada. La sanidad y la plenitud vienen de un proceso de convicción y a través del deseo de ser sanado.
Cuando Dios restaura las áreas que en nosotros han sido dañadas por el pecado, o las heridas por negligencia o daño personal, Él quiere nuestra cooperación en el proceso. Sin ella, el progreso a largo plazo no puede llevarse a cabo.
Al igual que es raro que un hombre en un gimnasio levante por sí sólo una gran cantidad de pesas sin un observador o alguien que lo anime y ayude, el crecimiento en la vida espiritual no ocurre en un silo. Todos formamos parte de un proceso colectivo, cooperando con Dios y con otros en nuestra sanidad y desarrollo espiritual. Nuestra voluntad de experimentar la vida más íntimamente con los demás y más humildemente ante Dios tendrá un gran impacto en nuestra capacidad de superar la cojera, tanto individualmente como en grupo.
Escritura
Acerca de este Plan
Nuestra cultura está confundida con respecto a lo que significa ser un hombre. Las nociones de masculinidad se han malentendido y difamado. Este plan dice la verdad sobre el propósito y el futuro de la masculinidad bíblica. En este plan, los hombres lucharán honestamente con las cuestiones y circuntancias a las que se enfrentan hoy, a la vez que son invitados a descurbir la intención de Dios con respecto a la masculinidad.
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