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Elijo el amor por encima de la ley (Parte 2)

Mi amigo Lee estaba relativamente recién convertido a Cristo cuando vino a verme, un poco decaído. Me dijo: “tengo que hablar contigo sobre algo que me tiene de bajón”. Se quedó mirando al suelo y le costó hablar. Con frustración, me lo soltó sin pelos en la lengua: “Todavía peco”. “Acepté a Jesús en mi corazón de verdad, pero creo que no ha funcionado, ¡pues aún peco!” Y además enfatizó: “¡Todos los días”

Lee estaba molesto de verdad. Así como yo, quizás estás pensando Tranquilo, Lee—siempre fallamos al intentar vivir correctamente. Todos nos podemos identificar con la frustración de Lee con esos hábitos pecaminosos. De verdad que sí. El pecado podría ser algo muy obvio o algo menos perceptible como el egoísmo, la vanidad o los excesos.

Sin embargo, probablemente no necesitabas un recordatorio. Las Escrituras llaman a nuestro enemigo “el acusador”. Este nos recuerda constantemente lo mal y lo seguido que fallamos. ¡Menos mal que tenemos la Palabra de Dios y al Espíritu Santo para contraatacar!

Ese día, Lee y yo hablamos durante mucho tiempo sobre la ley frente a la gracia, y el legalismo frente al amor. La ley acusa. La gracia perdona. El legalismo juzga. El amor salva. Satanás hiere. El Espíritu Santo sana. La clave está en estar conectados con lo que el Espíritu está haciendo en nuestros espíritus. El crecimiento espiritual no es un evento o una actividad, ni siquiera es un objetivo.

Es un proceso que dura toda la vida, alimentado por el amor de Dios y nuestra respuesta. Dios lo sabe. Así como Lee, todavía la liamos a diario, pero el amor de Dios y el poder del Espíritu Santo son muy grandes para rendirnos ahora. No dejes que el acusador te restriegue la ley en la cara. Escoge dejar que el amor de Dios te renueve a diario.

Actúa: Intenta estos dos pasos. 1. Cuéntale a un amigo de confianza acerca de cualquier acusación que estés enfrentando y pide ayuda. 2. Lee la Escritura de hoy e invita al Espíritu Santo a que te dé una nueva revelación del amor sanador de Dios.

Kyle Panter, farmaceuta y voluntario de Life.Church