Vivir renovado: De mamá a mamáMuestra
Humildad
Cuando tuve a mi pequeña bebé, nunca imaginé que llegaría el día en que tendría que compartirla con otra mujer. Su papá y yo nos divorciamos cuando ella tenía 6 años. Ambos nos casamos de nuevo y, aunque su esposa no tiene hijos propios, se deleita en ser parte de la crianza de mi hija. Compartirla ha sido uno de los más grandes desafíos que he enfrentado.
Hace algunos años, el Día de la madre se celebró en el fin de semana en que le tocaba con su papá. Hice planes con mi hija y nunca cruzó mi mente el que no la tendría ese día. El Día de la madre me pertenecía. Yo la di a luz, después de todo, y tengo una cicatriz de cesárea que lo demuestra.
Esa mañana, mi ex esposo me contactó para preguntar a qué hora vería a nuestra hija. También quería celebrarle a su esposa el Día de la madre con mi hija. Estaba consternada por que me pidiera dividir mi tiempo. Lloré y grité y dije cosas como: “¡Ella ni siquiera es mamá! ¡No va a tener a MI hija para el Día de la madre!”. Él se esforzó por explicar la importancia, pero yo estaba ofuscada y no había manera en que fuera a compartirla.
No pasó mucho tiempo desde la conversación y Dios me recordó las cosas que hago por mis dos hijastras y el amor que les tengo. Puede que no sea su mamá, pero hago cosas de mamá por ellas. Llego cuando me necesitan y ellas también me aman.
Mi hija ama a su madrastra. Puede que ella no tenga una cicatriz de cesárea para probar que dio a luz un hijo, pero ha sido amorosa, comprensiva y ha provisto para mi hija desde el momento que eligió aparecer en la foto. Ella hace cosas de mamá sin tener el título o galardones. Esa tarde, me disculpé con mi ex esposo y su esposa por mis palabras hirientes y llevé a mi hija a la casa de ellos para que pasaran la tarde juntos.
En la carta a los Efesios, el Apóstol Pablo dice que debemos ser “siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.”
Trabajo constantemente en aplicar este versículo a mi vida y aprender cómo llevar una crianza compartida como Dios quiere: con humildad, paciencia, y amor. Cada padre en nuestra familia ensamblada trabaja duro en mantener la unidad y paz. Hacemos sacrificios diarios para mostrar gracia y bondad hacia los demás con confiamos en que cada uno de nosotros tiene buenas intenciones. La crianza compartida es un reto, pero es posible.
Sin importar nuestra situación como padres—mamá soltera, casados, o familia ensamblada—hay suficientes oportunidades de criar hijos con humildad. Estamos llamados a mostrar amor y respeto hacia todos, incluso hacia aquellos que nos ayudan a educar a nuestros hijos y hacia nuestros hijos. Amar a los demás no sólo es un ejemplo positivo para nuestros hijos, sino también honra a Dios.
Escritura
Acerca de este Plan
Ser mamá es el rol más gratificante que vamos a desempeñar, pero el camino hacia y a través de la maternidad es un desafío. Está lleno de inseguridades, adversidades, momentos tranquilos, y oportunidades para confiar en Dios. En este Plan de 7 días, siete mamás de diferentes etapas de la vida comparten sus experiencias y su sabiduría adquirida en la maternidad.
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