¿Quién es Jesús? Parte 4Muestra
Vivir en oración
El capítulo 26 está cargado de significado y nos muestra mucho acerca de Jesús. Al principio, Él fue ungido como rey en preparación para lo que venía. Luego, es revelado como el Cordero pascual. Poco después, es arrestado en un jardín. El mismo lugar donde comenzaron nuestra historia y nuestro problema.
En el Jardín del Edén, Adán y Eva se rebelaron contra Dios. En lugar de asociarse con Él, intentaron gobernar en su lugar. Es decir, eligieron confiar en su propia voluntad y no en la de Dios. Y al hacerlo, se rebelaron y trajeron la enfermedad del pecado a la creación. El pecado es una enfermedad que distorsiona cada aspecto sobre quiénes somos y ha corrompido la buena creación de Dios. Todos los días vemos los efectos de esta condición en nuestro mundo.
Pero en este capítulo, encontramos a Jesús en otro jardín, el Jardín de Getsemaní. Él sabe exactamente lo que pasaría con Él. Un amigo cercano está a punto de traicionarlo. La misma multitud que gritó “Hosanna” pocos días antes, estaría gritando “¡Crucifícalo!” Los soldados romanos lo torturarían. Los amigos lo abandonarían. Los líderes religiosos se burlarían de Él. Finalmente, las personas a quienes vino a salvar lo crucificarían. Sin embargo, en lugar de resistirse al plan, Jesús se somete. Él ora: Que se haga tu voluntad, no la mía. Y muestra exactamente lo que fuimos invitados a hacer desde el principio: asociarnos con Dios en su buen plan para la creación.
Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: “Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.” Mateo 26:39 NVI
Tres veces ora para que se haga la voluntad del Padre en y a través de su vida. ¿Recuerdas en Mateo 6 cuando Jesús nos enseñó cómo orar? Él dijo:
“Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo …’” Mateo 6:9-10 NVI
Una vez más, Jesús no dijo cosas sólo por decirlas, realmente las vivía. Él es coherente y auténtico. En los momentos más difíciles y dolorosos de su vida, sigue orando: Padre, hágase tu voluntad.
Mira los resultados. La historia de Adán y Eva demuestra la consecuencia catastrófica de vivir una vida basada en nuestra voluntad y deseos. Esa vida trae dolor y corrupción a la creación. Porque una vida centrada en lo que yo quiero me lleva a pisotear y aprovecharme de los demás. Pero en Jesús, podemos ver el ejemplo perfecto de lo que es una vida rendida a la voluntad de Dios. ¿Fue fácil? Definitivamente no. Pero el resultado de la decisión de Jesús de confiar en la voluntad de Dios fue que la esperanza y salvación se hicieran posibles para toda la creación. Dios trajo vida de la muerte a través de la obediencia de Jesús.
Ahora tenemos la misma opción. ¿Decidiremos confiar y seguir a nuestra manera? O, ¿decidiremos cada día seguir la voluntad de Dios para nuestras vidas? Eso es lo que realmente significa ser un seguidor de Jesús.
Entonces [Jesús] dijo a la multitud, “Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme”. Lucas 9:23 NTV
Escritura
Acerca de este Plan
¿Quién es Jesús? Esta es una pregunta fundamental porque si Jesús es realmente quien dice ser, eso lo cambia todo. Pero si Jesús no es quien dice ser, también lo cambia todo. Acompáñanos en la parte final de nuestro viaje a través del Evangelio de Mateo mientras descubrimos la respuesta a esta pregunta fundamental.
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