¿Quién es Jesús? Parte 4Muestra

No seáis hipócritas

Jesús no se anda con rodeos. Llama a las personas serpientes, víboras y guías ciegos; definitivamente no está bromeando. 

Estos “ayes” son completamente contrarios a las bendiciones que Jesús comparte en el Sermón del monte. En Mateo 5, Jesús nos da las Bienaventuranzas, estas características o condiciones del corazón que son realmente importantes en su reino. En el Sermón del monte, Jesús deja muy en claro que la meta no es sólo los actos religiosos o la apariencia de santidad; se trata de corazones transformados y vidas comprometidas.

Es por eso que las Bienaventuranzas son las actitudes de ser y no las acciones de ser, ya que la conducta correcta fluye de un corazón transformado, no al revés. Pero los fariseos no lo estaban entendiendo en absoluto. Lo que Jesús estaba diciendo a través de estos ayes y advertencias es que todas sus conductas religiosas no lograron cumplir con lo que realmente importaba. 

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dais la décima parte de vuestras especias: la menta, el anís y el comino. Pero habéis descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales comola justicia, la misericordia y la fidelidad. Debíais haber practicado esto sin descuidar aquello”. Mateo 23:23 NVI

La ley que los fariseos seguían tan estrictamente siempre tuvo la intención de ser una herramienta para ayudarnos a convertirnos en el tipo de personas que podían amar a los demás como Dios nos ha amado. Pero en cambio, estos líderes religiosos la estaban usando como herramienta para elevarse a sí mismos y aprovecharse de los demás. 

Entonces, ¿qué hace Jesús? Los reprende y les recuerda quiénes se suponía que debían ser. No hipócritas que enseñaban una cosa y hacían otra, sino representantes de un Dios santo ante sus propias comunidades y ante el resto del mundo. 

¿Qué significa eso para nosotros? Significa que somos llamados a trabajar, revisar nuestro corazón y nunca conformarnos con una dedicación poco entusiasta, sino amar a Dios de verdad con todo lo que somos y a los demás con justicia, misericordia y fidelidad. No es ninguna sorpresa que sea exactamente la manera en que Jesús nos ha amado.