Falta de pazMuestra

Paz mental

Recuerda una época de tu vida en la que afrontaste mucha aflicción. Quizá batallaste contra la ansiedad o la depresión, perdiste a un ser querido, sobrellevaste la pérdida de un sueño o se desvaneció lo que creías que sería tu vida. ¿Cuáles fueron las cosas más útiles que la gente hizo por ti? 

Tal vez no recuerdes las palabras que te dijeron pero sí recuerdas a quién estuvo apoyándote, a los que te escucharon, que se presentaron y se tomaron el tiempo de estar contigo. 

Cuando enfrentamos nuestras profundas aflicciones, podemos descansar en el hecho de que Dios está siempre con nosotros. En el libro de Isaías, Jesús es llamado Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”. 

Cuando luchamos por encontrar la paz en medio de nuestras circunstancias, a veces lo mejor que podemos hacer es reconocer que Dios está con nosotros y agradecerle el regalo de su presencia. 

Lo bueno es que no tenemos que hacerlo en nuestra propia fuerza. Cuando seguimos a Jesús, Él nos da otro regalo — la presencia del Espíritu Santo. No tenemos que reunir fuerza o armarnos de valor y paz por nosotros mismos. En cambio, podemos pedir al Espíritu Santo que guíe nuestras vidas, que guarde nuestros corazones y que produzca un fruto que sobrepase nuestra frustración. 

Pablo nos recuerda: 

Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. Romanos 8:5-6 NVI

Cuando nos consumen nuestros pensamientos sobre las noticias, la controversia en las redes sociales y todas las cosas que nos asustan, naturalmente nos sentiremos aterrados y abrumados. Y aunque es prudente estar informados, tenemos que asegurarnos de llenar nuestra mente con cosas que alimenten nuestro espíritu. 

De hecho, una manera de hallar la paz de Dios es recordando Sus promesas y enfocándonos en ellas más que en los problemas. 

¿Te preguntas cómo comenzar? Lee el Salmo 23 una y otra vez, recordándote que Dios está contigo cuando enfrentas pruebas, pasas por valles o necesitas consuelo. Haz una lista de las verdades acerca de Dios. Por ejemplo: Él está cerca del quebrantado. Concede paz que sobrepasa todo entendimiento. Es un refugio en tiempos de angustia. ¡Él es nuestro Admirable Consejero, nuestro Dios Todopoderoso, nuestro Príncipe de Paz! 

Si hoy te sientes ansioso o abrumado, reconoce esto: Dios cuida de ti. Él te ve. Te ama. Está contigo. Él está por ti. Y tú puedes alcanzar la paz al repetir las promesas de Dios sobre tus problemas y rindiendo tus pensamientos al Espíritu Santo.