Amor y PérdidaMuestra
Cómo Vemos A Nuestros Seres Queridos
¿Te has sentido mal por cómo tus seres queridos respondieron a una pérdida? Tal vez te sentiste frustrado porque no expresaban emociones fuertes ni querían hablar de su dolor. Parece ser una experiencia común que muchos enfrentamos cuando atravesamos una pérdida. ¿Cuál es la raíz de esta experiencia?
Es posible que la pregunta más profunda sea: “¿Me estoy lamentando de la forma correcta?”. Si otros actúan diferente a nosotros, podemos sentirnos mal sobre cómo expresamos nuestra pena.
Además, en nuestra debilidad, buscamos a otros para que nos cuiden. Cuando no se comportan como esperamos, nos desilusionamos.
En la Biblia, cuando Lázaro murió, María estaba mal por el comportamiento de Jesús. Cuando vio a Jesús, “se arrojó a sus pies y le dijo:—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:32, NVI). Ella estaba en duelo y estaba triste porque Jesús no había estado ahí. No estaba feliz con la elección de una persona PERFECTA. ¿Cuánto más fácil nos resulta enfadarnos con nuestros seres queridos que no se comportan como deseamos?
Podemos dejar que nuestra herida se lleve lo mejor de nuestras relaciones. Cuando más nos necesitamos, más vulnerables somos de ser lastimados y nos alejamos de los que amamos.
¿Cómo ha cambiado tu visión de tus seres queridos como consecuencia de tu duelo? ¿Es posible que te desprendas de parte del dolor y le pidas a Dios que te ayude a aceptar que cada persona vive su duelo de forma diferente?
Oremos.
Dios:
Gracias por mis seres queridos. Ayúdame a verlos como Tú los ves. Quiero estar completo y que mis relaciones sean fuertes. Sabes cómo mi duelo ha impactado en la forma en la que veo a mis seres queridos y cómo te veo a Ti. Fortaléceme emocional, espiritual y físicamente. Lléname de amor.
Amén.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Has perdido a alguien o algo que amas a causa de la muerte, el divorcio u otra tragedia? En Amor y Pérdida, Chuck y Ashley Elliott guían a los participantes para que reflexionen sobre su camino, identifiquen los elementos invisibles del dolor y den los pasos necesarios para replantear y reconstruir sus vidas, al tiempo que señalan las Escrituras como fuente de esperanza y dirección.
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