En tiempos de crisis, alimenta tu feMuestra

Milagros García - Pastora

La fe mueve montañas

Esta mujer había oído hablar de Jesús y aprovechó la oportunidad que se le presentó. Una gran multitud iba acompañando a Jesús a casa de un tal Jairo, jefe de la sinagoga de la ciudad, y movida por su necesidad se unió a toda esa multitud. 

No se atrevió a pedir nada, no pronunció una sola palabra, en su mente solo había un deseo: «Si tan solo pudiera tocar su manto, me curaré». Una y otra vez se lo decía a sí misma para no perder la fe y la esperanza de obtener la respuesta a su necesidad, y ese objetivo la impulsaba a abrirse paso entre la multitud sin dar lugar a otro sentimiento. 

Destaquemos dos cosas: la primera es que la respuesta de Dios no se corresponde a nuestra gran elocuencia o formas a la hora de orar o pedir. El Señor solo espera escuchar de nuestros labios un sencillo: «Señor, ayúdame en esta situación». Cuando nuestra oración brota de un corazón verdaderamente afligido y necesitado no tenemos necesidad de usar muchas palabras. 

Así, sin que nadie se diera ni cuenta, el milagro se produjo. Pero antes de que ella desapareciera entre aquella gran multitud, Jesús la sorprendió con una pregunta: «¿Quién ha tocado mi manto?» (versículo 30 ). 

Aquí encontramos la segunda cosa a destacar. Dios quiere que demos testimonio de los milagros que Él hace en nuestras vidas. En estos días vemos y oímos que son personas sencillas las que dan gracias a Dios por haber salido del proceso infeccioso del CORONAVIRUS. Nuestra fe en Dios a veces la ejercemos en silencio, pero debe de salir al exterior para manifestar públicamente que nuestra confianza y seguridad reposa en Dios que es Todopoderoso y solo Él se merece la gloria. 

Posiblemente cuando salgamos del túnel de la desesperación en el que ahora nos encontramos entenderemos las respuestas a muchas de nuestras preguntas, o nos daremos cuenta de que nuestras preguntas no estaban bien enfocadas y lo comprobaremos por las respuestas que hayamos obtenido. 

Sea lo que sea que estemos atravesando en estos momentos, podemos asegurar que cuando nos acercamos a Jesús siempre encontramos la paz necesaria que nos ayuda a interpretar la bondad de Dios al comprobar el propósito que Él tiene en cada una de nuestras circunstancias.