La eliminación implacable de la prisaMuestra

La prisa es incompatible con el gozo

El amor es el valor más alto en la economía del reino, pero no es el único valor. El triunvirato de amor, gozo y paz aparece una y otra vez en las enseñanzas de Jesús y en los escritos de Pablo. Son la realidad central a la que aspiramos en nuestro viaje espiritual con Jesús.

Los tres son más que simples emociones, son estados generales del corazón. No son solo sentimientos agradables; son el tipo de persona en las que nos convertimos a través de nuestro aprendizaje con Jesús, que encarna los tres hasta el infinito.

Y el gozo, como el amor, es incompatible con la prisa.

Todos los maestros espirituales – tanto de dentro como de fuera de la tradición de Jesús – están de acuerdo en esto (al igual que los psicólogos seculares, los expertos en consciencia plena, etc.): si hay un secreto para la felicidad, es simple—presencia al momento. Cuanto más presentes estemos en el ahora, mientras más agradecidos seamos por lo que está, más nos conectaremos con el gozo.

A menudo juramos entregarle a Dios “nuestro futuro” con gran aplomo y una virtud heroica. Pero es fácil entregarle el futuro a Dios por el simple hecho de que no lo tenemos.

Todo lo que tenemos es el presente. El aquí y ahora. Este momento, este dolor, este gozo, esta gratitud, esta entrega.

Y tantos más momentos le entreguemos a Dios lenta y agradecidamente, más nos conectaremos con su gozo.

Ejercicio del día: Practica la presencia

Encuentra un acto simple de deleite para hacer hoy – lee un poema, escucha una canción, bebe una taza de café, da un paseo corto – y hazlo lentamente, practicando la presencia al momento y a la gratitud. 

Pregunta de lectura: ¿Qué cosas buenas dejo pasar a diario en mi vertiginoso ajetreo por la vida?