La eliminación implacable de la prisaMuestra
La prisa es incompatible con el Amor
Jesús situó al amor como el bien más valioso de la economía de su reino. Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante de toda la Escritura, Él les respondió con: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”, pero se negó a quedarse en un solo mandamiento; él añadió otro: "Ama a tu prójimo como a ti mismo".
Pero el amor es dolorosamente costoso en cuanto a tiempo. Todos los que son padres lo saben, como lo saben también las parejas y la mayoría de las amistades duraderas. No hay atajos. No hay trucos. Ninguna aplicación estrella.
Toma muchísimo tiempo amar bien.
El amor y la prisa son como el agua y el aceite: simplemente no se mezclan. Todos mis peores momentos como marido y padre, como vecino o amigo, ocurren cuando estoy apresurado—voy tarde para una cita, o voy muy por detrás en una lista irrealista de cosas por hacer, intentando meter demasiadas cosas en mi día. Destilo enfado, tensión, un reproche crítico—las antítesis del amor.
Si no me crees, la próxima vez que estés intentando arrastrar tu mujer de tipo B y tus tres hijos pequeños y fácilmente distraídos a que salgan de casa, y ya vas con retraso (materia en la que tengo una basta experiencia), solo presta atención a cómo te relacionas con ellos. ¿Se parece y se siente como amor? ¿O está más cerca de la agitación, del enfado, de un comentario mordaz, de una mirada áspera?
No es para nada sorprendente que en la definición de amor del Apóstol Pablo el primer término descriptivo sea "paciente".
En Dios a cinco kilómetros por hora, el difunto teólogo japonés Kosuke Koyama lo expuso de esta manera:
Dios camina "lentamente" porque es amor. Si no fuese amor habría ido mucho más rápido. El amor tiene su velocidad. Es una velocidad interior. Una velocidad espiritual. Una velocidad diferente a la velocidad tecnológica a la que estamos acostumbrados. Es lento y, sin embargo, es señor del resto de velocidades ya que es la velocidad del amor.
Existe una razón por la que la gente habla de "caminar con Dios", y no "correr con Dios". Es porque Dios es amor.
Ejercicio del día: Acepta las interrupciones
La vida está llena de interrupciones. No hay duda de que una interrupción se cruzará hoy en tu camino – un niño, un compañero de trabajo o una llamada inesperada. En vez de apresurarte a través de la interrupción, busca formas de desapresurarte y hazte presente a la persona en amor.
Pregunta de lectura ¿Cómo la prisa y el ajetreo me roban la capacidad de amar?
Acerca de este Plan
La prisa no solo te hace sentir cansado, es el mayor enemigo de tu vida espiritual. En "La eliminación implacable de la prisa", John Mark Comer propone cuatro prácticas realistas para mantenerse emocionalmente saludable y espiritualmente vivo: 1) Silencio y soledad, 2) Sabbath, 3) simplicidad, y 4) desaceleración. Es el Camino sin prisas de Jesús.
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