Mis batallas por ganarMuestra
Cuando todo parece derrumbarse.
José había pasado los últimos meses enfocado en lo más importante que había hecho hasta ahora. Se había animado a hablar con los padres de María para pedir su mano. Ahora todo estaba en marcha. Podían vivir de sus ingresos como autónomo, y las comodidades para la casa seguramente serían regalos de boda. María podría coser o cocinar y hacer entregas los primeros años, antes de tener un bebé. Habían esperado mucho este momento. Se habían reservado lo mejor. Creían que el verdadero amor espera, y ellos habían esperado.
José hacía horas extras en ese tiempo. Los cruceros eran caros, su sueño era navegar con su amada por el Mediterráneo y eso estaba cerca, cada vez más cerca.
Mientras trabajaba en el taller que él mismo había construido,
le llegó un WhatsApp. Era de María: «Ven a casa, tengo algo que contarte».
¿Algo que contarme? ¿Sobre qué? ¿La lista de invitados, la luna de miel?
La sorpresa fue grande. Nada que hubiera podido imaginar: «Estoy embarazada de otro». Eso escucharon sus oídos. En un instante todo se hizo trizas. No importaba la fiesta, ni la casa, ni el viaje, ni nada. Ya nada sería igual y eligió salir de escena. Era lo mejor para todos. Si era lo suficientemente discreto, evitaría que ella fuera apedreada. El aborto no era una opción.
Una intervención sobrenatural lo sorprendió. Una palabra cambió la perspectiva de su presente y su futuro. José necesitó esa palabra para seguir. Como María, eligió creerle a Dios por encima de sus planes. Estoy seguro de que no fue fácil, pero valió la pena.
Vamos hoy por esa palabra, la que viene del cielo, y cambia la forma en que veo las circunstancias, no las circunstancias.
Está disponible hoy. Él es fiel, siempre fiel.
Escritura
Acerca de este Plan
La imagen más común de un guerrero podría ser de pie, junto a su vencido, mostrando su poder, disfrutando su victoria. No es así en el Reino. Ganamos las batallas que nos encontramos de rodillas y en el lugar correcto. Arrasadoramente humildes, extremadamente honestos, absolutamente vulnerables, delante de Aquel que ganó por nosotros la más grande de todas las batallas
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