A prueba de tormentasMuestra

Sabemos que los discípulos habían presenciado muchos milagros de Jesús, pero todavía estaban llenos de miedo en esta tormenta en particular. También sabemos que al menos cuatro de estos jóvenes eran marineros experimentados y ciertamente se habían topado con ráfagas de viento y lluvia en sus vidas; sin embargo se alarmaron porque desconocían que Jesús era capaz de controlar incluso esta situación en sus vidas.

Este es un poderoso recordatorio para todos los que nos encontramos en circunstancias agitadas de que Jesús está dispuesto a ayudarnos si simplemente se lo pedimos. Nunca debemos subestimar su poder y gracia, ni siquiera durante los días más inestables de la vida. Quizás creas (falsamente) que tu vida está a punto de ser arrastrada por la borda por el peligro y la crueldad de una tormenta inesperada. ¡En lugar de abrazar el miedo, clama a Dios y pídele que te salve!

Cuando invocas a Jesús en medio de tu furioso monzón, Él ciertamente vendrá a rescatarte simplemente porque se preocupa por ti. ¡Cómo le encanta escuchar la voz de un marinero anegado que le pide ayuda! Él estaba dormido en este barco sacudido por la tormenta porque estaba en paz; no fue porque no se preocupara por sus discípulos. Todo lo que estos genios náuticos tenían que hacer era invocar el nombre del Señor, y eso es todo lo que tú también tienes que hacer.

Cuando te encuentres en medio de una tormenta cruel y cruel, recuerda que Jesús está en paz. No le sorprende la tempestad que amenaza con ahogaros. Él tiene el control total de la explosión salvaje incluso cuando estás en medio de ella. Si Jesús está en reposo, tú también deberías estarlo; Si Jesús puede dormir durante las tormentas, entonces tú también deberías poder hacerlo. Tu llamado más profundo en la vida es ser como Jesús, incluso en medio de condiciones adversas y atormentadoras.

¡Jesús está sosteniendo tu vida “por la palabra de su poder”! No cometas el mismo error que cometieron los discípulos y dudes en la tormenta de lo que creías en la luz del sol. En la voluntad de Dios para tu vida, no hay situación ni tormenta en la que no se pueda acceder a Su presencia y en la que Sus palabras no hagan una diferencia notable.