Epístolas de Pablo en prisión: Pablo y los filipensesMuestra

Testimonio de perseverancia: Filipenses 4:10-20

En el capítulo 4:10-20, Pablo cerró el cuerpo de su carta con algunas palabras que ratificaban la perseverancia en la fe y la manera de vida cristiana de los filipenses, especialmente debido a su continuo ministerio a él mismo.

En esta sección, Pablo agradeció a los filipenses por el dinero que le enviaron para aliviar su sufrimiento en prisión. La nota de agradecimiento de Pablo les aseguró que él había recibido el dinero, el cual le ayudó a mejorar su condición. Pero el gran valor que ese dinero tuvo para Pablo parece haber sido emocional. Considera sus palabras en Filipenses 4:12-14:

He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez… Sin embargo, habéis hecho bien en participar conmigo en mi angustia. (Filipenses 4:12-14).

Probablemente el dinero alivió algún sufrimiento de Pablo, pero su contentamiento venía de Dios. El valor real de ese dinero era el haber tocado el corazón de Pablo. A través de su sacrificio en su nombre, estos empobrecidos cristianos le hicieron saber que lo amaban verdaderamente. 

Los filipenses no podían haber escogido un mejor momento para demostrarlo. En ese punto, el encarcelamiento de Pablo pesaba mucho para él. Estaba sufriendo y estaba desesperanzado. ¡Imagina cuán consolador debió ser para él recordar que muchas personas le amaban y querían compartir sus sufrimientos!

Incluso cabe preguntarse si fueron los filipenses quienes ayudaron a Pablo a vencer su desesperación. ¿Fue su preocupación lo que le devolvió la esperanza? ¿Fue su amor lo que inspiró su decisión de alegrarse en medio de sus terribles circunstancias? ¿Fue su amistad la que recordó a Pablo que no estaba olvidado ni solo? Una cosa es segura: Pablo amaba a los filipenses con todo su corazón. Por eso, su regalo no pudo sino animarle.