Come, corre y recuerdaMuestra
Es necesario escoger bando
Después de ese primer memorial comido de prisa, con el pueblo de Dios listo para avanzar, los egipcios perdieron a sus primogénitos. No hubo un solo hogar egipcio en que no hubiera un muerto. Antes de que pensemos: Qué cruel fue Dios, ¿cómo pudo hacer eso?, recordemos que Faraón tuvo nueve oportunidades para arrepentirse y ceder a las demandas de Dios. Finalmente vino el ángel de la muerte, y fue demasiado tarde para que Faraón se arrepintiera.
Hay un tiempo para escoger bando y un tiempo en el que ya no es posible hacerlo. C. S. Lewis lo dice de esta manera:
Supongo que tú y yo no tendríamos consideración alguna por un francés que esperase hasta que los Aliados entraran marchando en Alemania para entonces anunciar que estaba de nuestro lado. (1)
El mensajero de la muerte ha venido a media noche, y las opciones de Faraón para escoger bando se han esfumado. Ya no tiene más tiempo. El autor ha subido al escenario y la obra se ha terminado.
Cuando Dios invada nuestro mundo por segunda vez, no habrá más tiempo para deliberar. Lewis continúa:
Será demasiado tarde para escoger bandos. No sirve de nada decir que uno ha decidido recostarse cuando ya se ha vuelto imposible estar en pie. Ese no será el momento para escoger, sino que será el momento en el que descubriremos qué lado realmente escogimos, fuéramos conscientes de ello o no. (2)
Cuando venga la medianoche, la pregunta será si ya habíamos escogido inclinarnos ante Cristo, o si nos inclinaremos porque ya no queda otro remedio.
Para los que quizá se pregunten sobre la historicidad de las plagas, dejadme señalar que el siguiente gobernante de Egipto no fue el primogénito de este faraón. Lo sabemos porque el sucesor hizo grandes esfuerzos por legitimar su derecho al trono afirmando que había tenido un sueño en el que el dios sol le había dicho que él recibiría el trono. Esto no habría sido necesario si el primogénito de Faraón hubiera vivido para heredar el trono.
A través de los eventos de la primera Pascua, y los elementos de la celebración para recordarla, vemos que la voluntad de Dios requiere sacrificio. Debemos volver a untar «el dintel y los dos postes de la puerta» de nuestras actitudes y acciones para escapar de la maldición de muerte del pecado, mediante la confianza en que nos cubra la sangre de Jesucristo el Cordero.
1. C. S. Lewis, Mere Christianity [Mero cristianismo] (New York: Harper Collins, 1980), p. 65.
2. Ibid.
Escritura
Acerca de este Plan
Con toda seguridad, Moisés consideró un gran avance pasar de una zarza ardiente a una caravana de dos millones de israelitas formados detrás de él para salir de Egipto. Moisés simplemente estaba siguiendo la voluntad de Dios un paso a la vez, atreviéndose a seguir a Dios desde lo conocido a lo desconocido. Se atrevió a dar el siguiente paso en obediencia, buscando conocer y seguir la voluntad de Dios.
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