Come, corre y recuerdaMuestra

La voluntad de Dios requiere movimiento

Dios les dijo a los israelitas que durante la cena tuvieran «ceñidas sus cinturas, las sandalias en sus pies y el cayado en su mano». El cayado era utilizado para repeler animales salvajes y para escalar pendientes pronunciadas y rocosas, una clave de que no estarían en casa mucho tiempo. También se les instruyó para que tuvieran las sandalias puestas. Como las cenas en esta cultura solían ser largas, los comensales se quitaban el calzado para reclinarse y relajarse. En contraste, esta cena debía ser comida rápidamente y ellos debían estar listos para salir corriendo cuando se les indicara.

La operadora que habló con Todd Beamer el 11 de septiembre dijo que su voz estaba calmada. Antes de que Todd y sus compañeros de asiento se dirigieran a la cabina, le pidió a la operadora que recitara el Padre Nuestro y el Salmo 23 con él. Al terminar le preguntó si podría llamar a su esposa y a sus dos hijos, de 3 y 1 años de edad, y ella le dijo que lo haría. Entonces Todd, calmada y confiadamente, dijo: «Vamos». La confianza calmada viene cuando hemos esperado que Dios haga su parte y hemos sido obedientes a las instrucciones que nos ha dado. Los israelitas estaban listos para avanzar con su familia y sus amigos. El caos y la muerte los rodeaba, pero en sus hogares ellos permanecían tranquilos sabiendo que estaban en las manos de Dios y que eran parte de su plan.

No hace falta decir que los eventos del 11 de septiembre fueron inmensamente significativos. Los supervivientes y los que perdieron seres queridos ese día escribieron libros. Sus relatos se han vuelto parte de nuestra historia, y generaciones de estadounidenses aprenderán de ellos. Dios instruyó a los israelitas para que contaran la historia de la Pascua y su dramático éxodo de Egipto, y que la conmemoraran durante generaciones por venir.

Cuando una persona vive la voluntad de Dios, su obediencia se vuelve parte de la historia que Dios está escribiendo. Recordamos a los que se mueven por fe; se habla de aquellos primeros pasos de valentía durante generaciones. Todavía escuchamos las historias de antepasados que arriesgaron todo lo que tenían para ir a una nueva tierra, con nada más que lo que llevaban puesto, o de cómo resistieron la opresión, confiando en que Dios los ayudaría.