Duelo con esperanza después de un aborto espontáneo por Adriel BookerMuestra
Día siete
Esperanza del cielo
Escritura: Isaías 43:2
A veces pensamos en Jesús como el "chico bueno" que está cubriendo a un Dios que no entendemos. Acusamos secretamente a Dios de hacernos sufrir, a pesar de que la encarnación nos muestra lo contrario: Él mismo nació en nuestro desorden para poder revertirlo. Él no creó el desorden ni lo "permitió". Lo revirtió y lo redimió.
El sufrimiento puede guiarte a una comunión más profunda con Cristo ya que así funciona la redención: hace que las cosas muertas cobren vida e ilumina la oscuridad con Su luz. Hace surgir el bien de lo que empezó el mal.
Esta es nuestra promesa para el sufrimiento: En nuestra angustia más profunda, Él está ahí, presente. Y en el fondo de nuestro dolor, Él está trabajando para hacer todas las cosas nuevas. Puede que el cumplimiento de esta promesa no se dé de la forma o el tiempo que nos gustaría, pero eso no niega Su plan de redención: resurrección, vida nueva, no más lágrimas, la esperanza del cielo.
Nunca pienses que has sido abandonada en tu dolor ni que va a permitir que este se desperdicie. Nunca pienses que lo que parece roto o sin vida no puede rehacerse y transformarse para que tenga vida. Nunca pienses que tu lamento es en vano ni que la esperanza ha muerto.
Dios está presente, llorando contigo. Él está activo, formando la historia hacia la redención final. La resurrección no hace que la muerte sea intrascendente; significa que la muerte no tiene la última palabra.
Dios no se llevó a tu bebé. La muerte entró en el mundo por el libre albedrío de la humanidad. La vida entró, de nuevo, a través de Jesucristo.
Ten la seguridad, amiga, de que incluso tu dolor más horrible está al alcance redentor de Dios. Él puede, lo hace y se acercará a ti en tu sufrimiento. Él liberará Su gracia en la medida exacta que necesites y utilizará todos los medios posibles para redimir tu corazón roto. Esta es Su promesa.
El sufrimiento puede debilitarte, pero deja que también te despierte abriendo tu corazón a la esperanza, la posibilidad y la presencia. Y así, encontrar a Jesús en lo profundo.
A medida que este devocional llega a su fin, considera escribir tu propia historia de pérdida. Incluye todos los detalles que puedas, pero intenta no escribir sobre las lecciones aprendidas. Deja que sea simplemente un ejercicio para contar tu historia. Y luego, mientras lo haces, pídele a Jesús que te muestre Su presencia en todo momento. Entrégale tu historia. . . y pídele que siga escribiendo.
Escritura
Acerca de este Plan
Este devocional te invita a sentir, a luchar y a estar consciente del sufrimiento después de haber tenido un aborto espontáneo o cualquier otra pérdida. También, las voces de otras mujeres te edifican y alientan contándote que el dolor y las lágrimas pasan. Dónde sea que te encuentres en este proceso de duelo por la pérdida de un bebé, oro para que, a través de estas palabras, la gracia de Dios entre a tu vida. Sumerjámonos juntas.
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