Duelo con esperanza después de un aborto espontáneo por Adriel BookerMuestra

Día cuatro

Su reino viene

Escritura: Mateo 6:10

Cuando Jesús nos mostró cómo orar en Mateo 6:10, reconoció que la voluntad de Dios no siempre se hace en la tierra, sin embargo debemos orar para que estopase. 

Los bebés mueren antes de nacer. La violencia hace estragos en las comunidades. Los prisioneros son golpeados y torturados. Las naciones hacen la vista gorda ante el genocidio que ocurre en la puerta de al lado. El racismo mata sueños y cobra vidas. El maltrato destruye familias. El ego corrompe gobiernos. El descuido y la apatía destrozan océanos y bosques. 

Podemos ver las noticias y comprobar que no siempre se cumple Su voluntad; parece obvio que monstruosidades como el horror de la guerra no representan el corazón ni la intención de Dios. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de nosotros, de nuestro bebé? ¿Le creemos? ¿Creemos que la oración de Jesús sigue siendo pertinente? 

Venga Tu reino, hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.

Sufrimos porque vivimos en un mundo donde las cosas no son como deberían ser. Dios no lo hizo así; no fuimos creados para sufrir. La historia humana comienza en el capítulo 1 de Génesis, no en el 3. 

El sufrimiento existe, pero no por la intención o voluntad de Dios. Existe porque nos creó con la capacidad de amar, y el amor siempre requiere libre albedrío, no puede ser forzado. Con el libre albedrío de la humanidad llegó la maravillosa y terrible capacidad de rebelarse contra el amor. Nuestra rebelión en el jardín encaminó al mundo hacia el sufrimiento, dejando ruptura a su paso. 

Esto no era la voluntad de Dios entonces, y tampoco lo es ahora. 

Todos estos años después del Edén, seguimos gimiendo de dolor. Jesús ha venido, pero todavía esperamos Su regreso. Nos salvó y nos sigue salvando mientras despertamos a Sus propósitos en nuestras vidas. El reino de Dios está a mano y cada día más establecido a medida que dejamos que Dios nos sane y luego, a través nuestro sane a la creación. 

Pero nuestro punto intermedio sigue siendo una tensión. Tenemos la promesa de esperanza y redención en una mano y la realidad de un mundo todavía infectado por la rebelión en la otra. Esta es la razón por la que seguimos orando: Venga Tu reino, hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Que así sea.

¿Te anima o desanima saber que algunas de las oraciones de Jesús siguen sin respuesta? ¿Por qué? ¿Cambia esto el hecho de que Dios tendrá la última palabra cuando vuelva?