Duelo con esperanza después de un aborto espontáneo por Adriel BookerMuestra

Día seis

Una promesa impresionante

Escritura: Mateo 1:23

Mi marido y yo llamamos a la hija que aborté Scarlett Grace. Scarlett era por el dolor, el sufrimiento, la vida derramada junto con la esperanza de la resurrección. Grace era la posibilidad y el propósito, la impresionante seguridad de que Dios puede encontrarse en nuestro sufrimiento. La promesa de Dios para nosotros no es que las cosas malas no van a suceder, es que él está con nosotros siempre: Emmanuel, Dios con nosotros. 

Empezamos a verlo. 

El dolor que sufrimos después de perder a Scarlett mostró vacíos en nuestra teología, principalmente, que no teníamos una teología del sufrimiento. Pero estábamos llegando a una comprensión más profunda de que cuando el sufrimiento llega a nuestro mundo aún roto, como lo hará, también puede encontrarse allí.

En teoría lo entendíamos, pero nuestro desconcierto ante el dolor interminable confirmaba nuestra falta de práctica. No estábamos viviendo lo que creíamos porque nunca antes nos había pasado. 

Aunque estábamos seguros de que Dios no era el culpable de nuestro sufrimiento, Ryan y yo comenzábamos a aprender que lo que el enemigo usaba contra nosotros podía ser transformado por la mano redentora de Dios. Este Dios que obraba maravillosamente estaba en proceso de transformar nuestra horrible pérdida en una invitación a una vida mayor. Todavía no podíamos enterderlo, pero Él estaba ahí, preparándose para crear algo nuevo como siempre hace cuando todo es oscuro, sin forma y vacío.

Scarlett nos estaba llevando a lo más profundo. Pero para eso, teníamos que estar dispuestos a desarmar nuestro instinto visceral de distraer, adormecer o superar nuestro dolor. Tuvimos que resistir el impulso de desviar el dolor o luchar contra nuestra ruptura. Tuvimos que rechazar imaginar reescribir el final de esta historia. Tuvimos que entrar tal cual. 

El espectáculo del cielo es que nace en los lugares bajos. Se revela cuando se permite a Jesús entrar en las vidas de aquellos que saben que lo necesitan: una mujer sorprendida en adulterio, un terrorista, un ladrón, un hombre desesperado y su hijo, un enfermo marginal o una madre que mira una ecografía vacía. El cielo no es simplemente un destino; es el Espíritu de Dios escribiendo una historia de redención aquí y ahora.

¿De qué manera tu pérdida está cambiando tu visión de Dios? ¿Has sido capaz de sentir la presencia de Dios ("Dios con nosotros") incluso mientras sufrías?, ¿por qué o por qué no?