Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

Puedo imaginar la escena. En realidad, la mayoría de nosotros podemos verla vívidamente ya que el cuadro de la Última Cena es vista en muchos hogares cristianos. Los hombres tienen barba, copas de vino y usan túnicas. Uno de ellos parece más malévolo que los demás. Por supuesto, el malo es Judas.

Jesús compartió esa última cena con el que lo traicionaría. Judas tuvo la oportunidad de arrepentirse. De hecho, Jesús mencionó su pecado sin atenuar su severidad pero Judas se mantuvo duro de corazón y no se arrepintió. Él evadió convencerse del pecado con las palabras, “¿Acaso seré yo, Rabí?”

Judas se negó a reconocer su pecado. Se negó a que la convicción del pecado penetrara a través de las capas de orgullo y autoprotección.

Quizá no traicionemos a Dios voluntariamente pero, ¿persistimos en algunos patrones pecaminosos? ¿Permitimos que la convicción del pecado nos quebrante?

Aplicación

¿Qué pecado me está mostrando Dios? ¿En qué áreas de mi vida estoy poniendo excusas y no acepto Su voz de convicción para ser cambiado?

Inclínate

Padre Celestial, muéstrame áreas donde mi pecado sea habitual, donde haya pasado desapercibido debido a años de constantes excusas. Dame el poder de cambiar. Dame un corazón blando y moldeable abierto a ser convencido del error del pecado. Amén