Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

En la lectura de hoy el escenario cambia del aposento alto al jardín de Getsemaní. El ánimo se pone pesado y sombrío. Jesús llama a tres de Sus discípulos más cercanos y los insta a orar con Él. 

Anteriormente, cuando meditaba en el sufrimiento de Jesús en el jardín, nunca noté el hecho de que Él invitó a Sus amigos para estar a Su lado en Su aflicción y en Su oración.

No era que el Dios del universo los necesitara. No era que Él no sabía que se dormirían en vez de orar.

Al compartir Su pena con ellos, Jesús demuestra claramente que es bueno compartir las cargas del corazón con otros . El hecho de tener a Dios en tu vida no significa que debes ser sereno, estoico e invulnerable. Es bueno decir: “¿Podrías acompañarme en esto?” y así dar a otro la oportunidad de orar contigo y por ti.

Jesús demostró una hermosa franqueza al invitar a Sus discípulos más cercanos para que estén junto a Él.

No, nosotros no dependemos enteramente de los que amamos. Tampoco actuamos como si la fe los borrara del mapa.

Aplicación

¿Qué situación estoy tratando de manejar solo hoy? ¿Me ha señalado Dios personas específicas con las que puedo compartir las penas y los sueños? ¿Estoy dispuesto a ser invitado a compartir las cargas de otra persona, aunque eso signifique sacrificar mi tiempo y mis actividades?

Inclínate

Padre Celestial, ayúdame a captar el hecho de que pedir ayuda u oración no compromete mi fe. Ayúdame a tener la humildad de invitar a personas en las que confío a que estén a mi lado en mi camino de fe. Amén