Principios de vidaMuestra

Una vida de obediencia

Principio de vida 2: Obedece a Dios y déjale todas las consecuencias a Él.

La obediencia puede ser un reto, especialmente cuando nos sentimos tentados a creer que podemos perder más con nuestra obediencia de lo que podemos ganar. Sin embargo, obedecer a Dios es esencial para agradarle, no sólo en tiempos de tentación, sino en todo momento.

Cuando Dios nos ordena obedecerle, nos está dando un principio por el cual vivir. Él también está estableciendo un marco alrededor de nuestras vidas que forma una barrera de protección contra el mal.

¿Puedes recordar la última vez que te sentiste tentado a hacer lo contrario de lo que sabías que Dios deseaba que hicieras? Lo más probable es que surgiera una lucha en tu corazón. Surgieron las preguntas: ¿Me costará más obedecer a Dios que desobedecerle? ¿Seré más feliz cometiendo este pecado que obedeciendo a Dios?

Cuando escogemos obedecer a Dios, tomamos el camino de la sabiduría. Sus promesas de bendición por obediencia exceden por mucho cualquiera de las posibles consecuencias. Él nos pide que nos sometamos a Él y dejemos cualquier cosa que pase a Su cuidado amoroso.

Debemos recordar que Dios nos ama y está comprometido con nosotros. Él nos ordena obediencia, no porque sea un estricto capataz, sino porque sabe el efecto devastador que la desobediencia y el pecado tendrán en nuestras vidas.

La obediencia puede no ser fácil—puede que recibas críticas de los demás o que te enfrentes a feroces obstáculos y oposición—pero eso siempre te colocará en una posición favorable ante Dios. Él se ocupará de todo lo que te concierne; por lo tanto, mantente en el camino de la obediencia y déjale el resto a Él.