Ayuna como DanielMuestra
Un llamado a la oración
En la lectura de hoy vemos que los enemigos de Daniel no pudieron encontrar nada para hacerlo tropezar, entonces idearon un plan para meterlo en problemas por orar.
¿Podrían tus enemigos hacer lo mismo? Una ley sobre la oración ¿no obstaculizaría tu estilo? Daniel oraba a Dios tres veces al día y esto lo metió en problemas. Si metiéramos a los cristianos a la cárcel por orar públicamente tres veces al día, no creo que habría problemas de hacinamiento en las cárceles.
La oración metió a Daniel en problemas, pero también lo sacó de ellos, porque Dios es increíblemente poderoso. Nuestras oraciones son poderosas cuando son humildes.
Pero ¿cuán a menudo se ve la humildad promovida en este mundo? Probablemente tan frecuentemente como en el mundo de Daniel. Muchos en la iglesia afirman la virtud de la humildad. Hablo de las personas que caminan y dicen: “¡Soy tan humilde!” Dame un respiro; si realmente eres humilde, no necesitas decírselo a todo el mundo. La humildad no es algo que haces o dices, es la esencia de quien eres.
La “verdadera humildad” es diferente de la “falsa humildad.” La verdadera humildad es reconocer que todo lo bueno, los dones perfectos, talentos y éxitos provienen de Dios. La falsa humildad consiste en desaprobar la propia santidad, los éxitos, los dones, los talentos y los logros con el fin de recibir elogios o adulaciones de otros.
Daniel no era sólo una persona de oración, era un hombre de verdadera humildad ante Dios. Piensa sobre la integridad y el hambre en Daniel mientras que ora tres veces al día de rodillas ante Dios. No le estaba exigiendo nada al Señor; tres veces al día buscaba humildemente a Dios por su propia necesidad.
¿Cuándo fue la última vez que te arrodillaste para orar? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste verdaderamente humilde en oración, en lugar de sólo pedir cosas a Dios? Si ha pasado algún tiempo, es posible que quieras intentarlo.
La Biblia dice así: “Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo” (1 Pedro 5:6). Daniel lo hacía tres veces al día de rodillas. ¿Cómo lo harás hoy y por las próximas tres semanas?
Escritura
Acerca de este Plan
¡No me gusta el ayuno! Seamos honestos; no hay nada divertido acerca de negarte las comidas que te gustan y el estilo de vida cómodo que llevas. Puede que no me guste el ayuno, pero amo los resultados. ¡El Ayuno de Daniel ha CAMBIADO MI VIDA! Si te comprometes con el ayuno y sigues este Plan, cambiará la tuya también. Hagamos espacio para Dios en este increíble viaje mientras ayunamos como Daniel.
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