En el principio: Un estudio en Génesis 27-36نموونە

En el principio: Un estudio en Génesis 27-36

DAY 9 OF 9

¿Por qué algunas familias son bendecidas y otras están malditas?

Jacob había huido de su casa siendo un hombre soltero de unos 40 años. Ahora, más de veinte años después, con dos esposas, doce hijos y una gran riqueza, Jacob casi había completado su largo viaje de regreso a Betel. Después de ver que sus hijos también habían aprendido algunas de sus antiguas artimañas y su autosuficiencia en lugar de la fe en Dios, Jacob guio a su familia en rectitud, pero vemos su fracaso en el relato de la violación de su hija Dina en Génesis 34.

Dios volvió a hablar a Jacob para que fuera a Betel y, como Abraham antes que él, obedeció. Para purificar su casa, que aparentemente estaba llena de letargo espiritual, ídolos impíos y supersticiones, Jacob ordenó que se eliminaran todos los falsos dioses y demás parafernalia espiritual. En este acto vemos la progresión de la fe de Jacob. Después de luchar con Dios y obtener una fe más madura en Génesis 32, Jacob fue testigo de los efectos que su débil fe había provocado entre sus hijos en Génesis 34. Entonces, Jacob respondió levantándose para convertirse en el líder espiritual de su hogar, antes de regresar a casa, para así continuar con el legado de un fiel guardián del pacto que obedece a Dios y cría hijos del pacto que también obedecen a Dios. Después de limpiar su casa, Jacob adoró a Dios.

Dios respondió a la fe de Jacob apareciendo de nuevo ante él. Entonces Dios lo bendijo y le reiteró que su nuevo nombre era Israel, aunque en Génesis 34 había vuelto a actuar temporalmente como el antiguo Jacob, preso del miedo y la autoconservación, cuando necesitaba vivir con confianza por la fe. Dios le reiteró entonces sus promesas del pacto acerca de su descendencia, la tierra que poseería y las bendiciones que había recibido. Jacob respondió adorando a Dios, en este punto queda en evidencia que la vida de Jacob carecía de una adoración habitual y no había tenido mucha intimidad con Dios hasta este momento. El hecho de que Moisés se refiera a él como “Israel” en lugar de llamarle “Jacob”, durante el resto de Génesis, nos demuestra que su fe ha madurado enormemente.

Cuando se dirigían a Belén, la amada esposa de Jacob, Raquel, murió al dar a luz al hijo menor de Jacob: Benjamín, él fue último de los doce hijos de Jacob, los cuales se convertirían en las doce tribus de Israel. Raquel murió en Efrata, también llamada Belén, donde, más adelante, nacería Jesús.

Poco después, el hijo de Israel, Rubén, se acostó con la concubina de su padre, Bilha. Este gran pecado contra su padre le costó su posición como hijo primogénito. Ahora, los dos hijos mayores y el tercero han perdido su lugar como primogénitos por el pecado de asesinato y adulterio, dejando a Judá o a José como los siguientes aspirantes para el cargo de patriarca principal, lo que establece el escenario para el resto del Génesis. Finalmente, después de al menos veinte largos años de ausencia, Jacob regresó a su casa para ver a su padre Isaac, el mismo lugar donde también había estado su padre Abraham. Había pasado de ser un joven impetuoso y embaucador a ser un patriarca de la fe, tal como su padre y su abuelo. Los hijos de Jacob pudieron conocer a su abuelo, y luego Isaac murió a la edad de 158 años. Sus dos únicos hijos, Esaú y Jacob, lo sepultaron. Al comienzo de Génesis 36, la historia de varias personas ha concluido. Rebeca e Isaac han muerto. Su hijo Jacob, que era el hijo de la promesa, ha regresado a casa con sus doce hijos y sin la esposa que amaba, Raquel. Sólo falta concluir el relato del otro hijo de Isaac, Esaú, y su descendencia. Esta necesidad se satisface en Génesis 36, que concluye con el relato de los hijos de Isaac para que las promesas del pacto puedan seguir explorándose en la siguiente generación de hombres, los doce hijos de Israel.

Allí descubrimos que, tanto Israel como Esaú habían sido muy bendecidos por Dios. Los hermanos eran tan prósperos que la tierra ya no podía albergarlos a los dos, esto los obligó a separarse para que ambos pudieran seguir prosperando. Su separación es amistosa y beneficiosa para ambos y se cuenta de manera similar a la ocasión en que Abraham y su sobrino Lot se establecieron en tierras diferentes por razones similares en Génesis 13.

Hasta aquí, el libro de Génesis ha trazado la historia de una familia durante 2000 años. Hemos aprendido mucho acerca de los creyentes de la familia, no obstante, en Génesis 36, hay un informe acerca de los miembros de la familia que no fueron creyentes.

En la genealogía de Esaú, hay un cuidadoso intento de Moisés de honrar su línea familiar y mostrar que, aunque no era el hijo de la promesa, había sido bendecido por Dios, aunque parece poco probable que haya sido un creyente. A lo largo de la genealogía de Esaú, se nos dice repetidamente que fue el padre de los edomitas, una nación que hizo la guerra contra Israel en repetidas ocasiones a lo largo de la historia, tal y como él y su hermano habían luchado en el vientre de su madre. Un lado de la familia fue bendecido y fue una bendición para otros, el otro lado de la familia fue maldecido y fue una maldición para otros.

Con la conclusión de Génesis 36, Moisés ha proporcionado un relato completo, aunque selectivo, de las vidas de Isaac y sus hijos Esaú y Jacob/Israel. Moisés está entonces preparado para centrarse en los doce hijos de Jacob, ya que son la línea de la promesa del pacto, y lo hace prestando especial atención a su penúltimo hijo, José. De este modo, el resto del Génesis sigue centrándose en Jacob a través de la vida de su hijo José, que ocupa el centro del escenario durante el resto de Génesis.

Pregunta:

¿Qué cambios realizó Dios pacientemente en el carácter de Jacob cuando era lento para crecer espiritualmente? ¿De qué manera esto te motiva a ti de forma personal?

Gracias por estudiar el libro de Génesis conmigo. Si te ha disfrutado de este plan, hay sermones que se complementan con este estudio, puedes encontrar más recursos gratuitos en realfaith.com.

ڕۆژی 8

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En el principio: Un estudio en Génesis 27-36

En este plan de 9 días, estudiaremos Génesis desde el capítulo 27 al 36, enfocándonos en la fidelidad de Dios hacia las familias pecadoras en las que Él obra para su gloria. Esperamos que puedas aprender la importancia de una buena conformación familiar, que esperar la voluntad de Dios siempre es lo mejor, y que la bendición de Dios es vital para que tu vida prospere.

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