En el principio: Un estudio en Génesis 27-36نموونە

¿Por qué las relaciones entre hermanos son las más frustrantes?

Isaac, el hijo de Abraham, se casó con la encantadora Rebeca y tuvieron dos hijos gemelos: Jacob y Esaú. Desgraciadamente, los padres tenían favoritos, ya que Esaú, quien nació primero, era el preferido de papá, y Jacob, el segundo en nacer, era el preferido de mamá. Estos muchachos, que comenzaron a pelear en el vientre de su madre, continuaron su lucha durante el nacimiento y a lo largo del resto de sus vidas.

Desde este punto en Génesis 27 hasta su muerte en Génesis 35:28-29, no se vuelve a mencionar a Isaac, que pasa a un segundo plano y es sustituido por sus hijos, Jacob y Esaú, como el enfoque de la historia en Génesis. Al principio de sus vidas, Jacob, el embaucador, arrebató la primogenitura de la familia a su insensato hermano Esaú. Ahora, este relato nos narra cómo Jacob también robó la bendición de Esaú.

Isaac era un hombre muy anciano cuando decidió bendecir a sus hijos, esto los marcaría por el resto de sus vidas, ya que les concedería bendiciones espirituales y físicas que eran irrevocables, porque la bendición, en última instancia, siempre está en las manos de Dios. De esta manera, la bendición servía mucho más como una profecía que como una simple oración.

Ya que Esaú era el primogénito y su favorito, Isaac quiso bendecir a Esaú en lugar de a Jacob. Sin embargo, Rebeca, al igual que Eva y Sara antes que ella, trató de tomar el asunto en sus propias manos porque favorecía a Jacob sobre Esaú. Ideó un plan engañoso para robarle la bendición a su hijo Esaú. En sus artimañas podemos vislumbrar dónde aprendió Jacob a maquinar.

Isaac fue engañado por el plan de Jacob, quién robó la bendición de Esaú cuando Isaac estaba ya en su lecho de muerte. Mientras que Esaú, comprensiblemente, lloró con profunda amargura; la triste verdad es que ninguno de los dos hijos parece muy piadoso o digno de las bendiciones familiares prometidas a través de Abraham.

Entonces nos enteramos de que Esaú está tan enfadado con su hermano que pretende matarlo como Caín hizo con Abel en Génesis 4. Así que, Rebeca envió a su hijo favorito, Jacob, a vivir con su hermano Labán, para que Esaú se calmara, temiendo perder a sus dos únicos hijos debido a su pecado. Su esperanza sería que sólo perdiera a su amado hijo durante unos días, pero éste permaneció fuera de casa durante unos veinte años porque su hermano Labán también era un embaucador y timador como ella, así lo explican los siguientes capítulos.

Antes de partir, Jacob fue bendecido por su padre y se le ordenó que se casara sólo con una mujer que perteneciera a Dios para que las promesas del pacto continuaran a través de su línea familiar. Para fastidiar a sus padres, Esaú se casó intencionadamente con otra mujer impía, además de sus otras esposas que no habían traído más que aflicción a sus padres.

Toda esta historia familiar, que continúa en los siguientes capítulos de Génesis, muestra cómo la relación con nuestros hermanos puede ser increíblemente frustrante. A menudo comienza con el favoritismo de los padres, como fue el caso de Isaac y Rebeca. Esto llevó a la división entre los padres, provocando la división entre los hijos, y la consiguiente división familiar durante generaciones.

Desde el punto de vista teológico, esta sección plantea la cuestión de si el pecado humano seguirá creciendo, como ocurrió en los días de Noé, si un embaucador, como Jacob, es el hombre que actúa como la cabeza del linaje humano en el pacto con Dios. Dado que su padre, Isaac, y su abuelo, Abraham, caminaron con Dios, la pregunta sigue siendo si la fe continuará o no en una tercera generación a través de Jacob. Esto prepara el terreno para los siguientes acontecimientos en el Génesis.

Pregunta:

¿De qué forma esta historia demuestra la naturaleza destructiva que provocan los padres al mostrar favoritismos con sus hijos?