«Juntamente con Él»Sample
«No se trata de cifras»
El relato de la alimentación de los cinco mil nos cuenta que después que la multitud recibió palabra, milagros y alimento, el Señor les enseñó que lo más importante era Él. Les recordó que sus padres habían comido del maná y murieron, pero si ellos comieran de su cuerpo y bebieran de su sangre, tendrían vida eterna, y Él mismo los resucitaría en el día postrero.
Al escuchar esto todos comenzaron a murmurar. Puedo imaginar sus conversaciones: «¿Este se cree que por un poco de pan y un poco de pescado voy a dejar todo para seguirlo? ¿Cree que voy a ponerlo en mis prioridades antes que a mi familia, mi trabajo, y lo que es peor, antes que al sueño por el que luché toda mi vida? Muy lindas sus palabras, reconozco que tiene poder, ¡pero está loco!»
La multitud consideraba que el costo de seguir al Señor era demasiado alto. Al mismo tiempo, Sus discípulos más cercanos le decían a Jesús: «Señor, nos parece que esta vez se te fue la mano. ¿No será mucho? Son palabras muy duras...» Entonces Jesús, a quien en materia de amar nadie le gana, les dijo: «¿Quieren acaso irse ustedes también?»
¿Te imaginas a un líder de la iglesia hacer esto hoy? Bajo la consigna de que el evangelio es para atraer a la gente, y no para espantarla, quizás más de uno en el lugar de Jesús, hubiera acomodado el mensaje para que la gente no se fuera. En alguna de las congregaciones de la actualidad, seguramente los discípulos le dirían: «Señor, no sé si está bien que les hables así... Conviene que entiendas lo que te quieren decir. Mira, ¡mucha gente se está yendo! Y hay pastores que convocan a muchos, que tienen congregaciones grandes, muchos seguidores en Twitter y Facebook, y cuando postean una frase reciben más de un millón de “Me gusta”». A lo que Jesús respondería: «¿Qué tiene que ver todo esto con el evangelio? ¡Si no rinden sus vidas para seguirme, se perderán ellos y todos los que los sigan!» Jesús es concreto. Él nunca predicó otro evangelio. El mensaje de Jesús era radical y los que lo seguían eran personas que tomaban decisiones radicales.
No se trata de cuadrar cifras o de llenar edificios o estadios, sino de hacer la voluntad de Dios para que Su propósito se cumpla en cada uno de nosotros. ¡Es Dios quien construye la iglesia! ¡Demos el control a Dios, y Él va a llenar la casa!
About this Plan
Cuando pensamos que nuestras necesidades están por encima de Su voluntad, Su Palabra nos ubica en la realidad que no se trata de nosotros, sino que se trata de Él, de Su reino y que, por sobre todas las situaciones, obedezcamos.
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