El Mundo Dice GrisSample

El poder de nuestro testimonio

Una de las armas poderosas de la iglesia del primer siglo fue el testimonio de sus miembros. 

En realidad ellos predicaron este evangelio del reino por medio de su testimonio a todos los gentiles (véase Mateo 24:14). 

Es cierto que en el Aposento Alto recibieron el poder del Espíritu Santo cuando hablaron en otras lenguas (dynamis), pero existía otro poder que apuntalaba este derramamiento —sus buenas obras. Esa era la verdadera luz que iluminó a este mundo. 

El buen testimonio es el resultado de una vida transformada, y ésta a su vez refleja la imagen y el carácter de Cristo. 

El mundo entero (vecinos, familiares, compañeros de trabajo y hasta el imperio romano) podía incursionar en la vida de ellos por sorpresa o con previo aviso para pretender hallarlos en alguna falta o contradicción; sin embargo, lo que encontraba una y otra vez era: verdad, honestidad, amor, fe y una lealtad hacia su Maestro. Tal era su fidelidad que ni siquiera la muerte los pudo hacer retroceder. 

Ese estilo de vida fue lo que impactó al mundo conocido de esa época, y es lo que necesita con urgencia este mundo obscurecido por el pecado, al cual todo le parece GRIS. Cada cristiano representa la alternativa que Dios ha puesto a su alcance. Permitamos que a través de nuestras vidas, la hermosa luz de Cristo penetre en el mundo de las tinieblas en cumplimiento de la encomienda de rescatar almas para el reino de Cristo. Así fue la iglesia en sus comienzos y triunfó. Por lo tanto, sólo así habremos de continuar y terminar esta tarea.