Dos obstáculos a la voluntad de DiosSample
Obstáculo #2: ¿Espectador o participante?
Una vez que la demostración del poder de Dios hizo pasar a Moisés por encima de esa primera valla, rápidamente enfrentó la segunda: ¿sería un espectador o un participante en el gran plan de liberación de Dios? Moisés apenas acababa de reconocer los milagros que vio cuando le rogó a Dios por un asiento en la banca (veaÉxodo 4:13). En otras palabras: «Tus milagros son impresionantes, Dios, pero me sentiría mucho más cómodo si enviaras a alguien más a hacerlos delante de faraón. Prefiero ver desde la distancia. Voy a apoyar a quien escojas... solamente no me envíes a mí».
Muchos de nosotros decimos que queremos conocer la voluntad de Dios para nuestra vida, pero cuando comienza a mostrárnosla, respondemos con temor y aversión... y un deseo repentino por la comodidad de la banca. Comenzamos a quitar nuestros ojos de Dios y a enfocarnos en nuestros fracasos percibidos: «Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente. Ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a Tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua» (Éxodo 4:10). Pero Moisés era demasiado humilde. En Hechos 7:22, Esteban dijo de él: «Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los Egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos» (énfasis añadido). No hay prueba alguna de que Moisés tuviera un problema de habla. De hecho, se dijo justamente lo opuesto de él.
¿No es curioso lo «humildes» que nos ponemos cuando queremos nominar a alguien más para el trabajo para el que Dios nos ha llamado? Moisés estaba demostrando el tipo de humildad exagerada que empleamos cuando preferimos simplemente ser observadores. Todos somos capaces de usarla; es el tipo de humildad que dice: «Oh no, yo no, nunca he sido bueno en eso», cuando por dentro estamos pensando, "Mi temor es más fuerte que mi fe. Mejor que alguien más lo haga". Entonces Moisés va un poco más lejos y le dice a Dios: «Yo no. Envía a alguien más». Isaías dijo: «Aquí estoy; envíame a mí» (Isaías 6:8). Pero Moisés dijo: «Tiene que haber alguien más, envíalo».
¿Y tú, eres un espectador o un participante? Los espectadores ven desde la seguridad de las gradas, libres de las manchas o raspones que vienen de estar en el juego, pero nunca sienten la emoción que conocen los participantes.
About this Plan
Hay dos obstáculos que nos pueden impedir que descubramos y hagamos la voluntad de Dios. Moisés se acercó a la zarza ardiente en medio de la nada y escuchó a Dios hablarle allí. Pero tan pronto Moisés escuchó lo que Dios le quería decir encontró dos obstáculos significativos. Esas mismas cosas pueden llegar a ser barreras para ti y para mí.
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