Rut

No me moveré, confiaré en ti

Reflexión:

El libro de Rut, en el Antiguo Testamento, relata una gran historia acerca del dilema de quedarse cuando lo más fácil es irse. En esta narrativa encontramos a una mujer llamada Noemí y a sus dos nueras, Orfa y Rut. La historia comienza con una tragedia: primero muere el esposo de Noemí durante una hambruna, y unos años después, también fallecen sus dos hijos.

En ese tiempo, una viuda sin hijos no tenía más opciones que mendigar, una situación considerada incluso más baja que la de ser esclavo. Ante esta realidad, Noemí animó a sus nueras a regresar a sus respectivas familias para rehacer sus vidas.

Una de las nueras, Orfa, entendió que, aunque era una decisión difícil, regresar era la solución más lógica y práctica. No tenía por qué avergonzarse, ya que esto tenía sentido en su contexto, así que volvió a su hogar.

Pero Rut no vio las cosas de la misma manera. Aunque habría sido mucho más sencillo irse, ella decidió quedarse con Noemí, aceptando el precio de su decisión y el incierto futuro que le aguardaba. (Rut 1:16)

Te invito a leer la historia completa en el libro de Rut. A medida que se adaptaba a una vida nueva en una tierra extraña, Rut salió a los campos a espigar grano tras la cosecha. Un día, el dueño de los campos, un hombre rico llamado Booz, la notó y sintió compasión por ella. Dio instrucciones claras a sus trabajadores para que no la molestaran y facilitaran su tarea.

¿Por qué un rico terrateniente como Booz mostró tanta compasión por una extranjera anónima como Rut? Porque había escuchado su historia, una historia que hablaba de lealtad y amor. Booz supo que Rut, sin interés personal alguno, decidió quedarse con Noemí a pesar de las dificultades. Por ello, la elogió por su lealtad y además se encargó de bendecirla y ayudarla (Rut 2:11-12).

Después de una serie de acontecimientos inusuales, Booz se casó con Rut y tuvieron un hijo. Este niño se convirtió en el linaje del que años después nacería nuestro salvador Jesús. Todo cambió en la vida de Rut porque decidió quedarse, aunque lo más fácil hubiera sido alejarse.

A ti también se te presentarán oportunidades para dejar de perseverar o abandonar el camino porque será más fácil tomar otra dirección que parece mejor, pero, ¿qué es lo que Dios te está pidiendo?

A veces el mayor acto de fe es la fidelidad y quedarte donde estás plantado.

Continúa recogiendo las espigas de trigo, aunque aún no puedas ver a tu Booz. “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos” (Gálatas 6:9).

Así que, si estás tentado a renunciar, asegúrate de buscar a Dios porque nunca se sabe qué podría hacer Él si tienes el valor de quedarte.

Oración:

Señor, ayúdame a ser fiel, muéstrame en qué áreas de mi vida quieres que persevere para que pueda contar la historia que Tú quieres que cuente. Dame la fuerza y la valentía para quedarme en donde Tú me estás mostrando quedarme. En el nombre de Jesús, Amén.