Débora

Amor inagotable

Reflexión:

Cuando leemos estos pasajes, vemos el papel que desempeñó Débora en un momento complicado de la historia de Israel, un tiempo en el que la gente hacía lo malo ante los ojos del Señor.

Ella vio con sus ojos espirituales la realidad que estaba viviendo su pueblo: un pueblo temeroso, despojado, en angustia, oprimido por su enemigo, que poco a poco fue apartándose de Dios.

Débora se levantó y entró en acción. Esta mujer entendió que Dios obra a través de personas dispuestas, y ella era una mujer dispuesta en este tiempo de crisis que vivía su nación.

¿Estamos dispuestos como Débora para afrontar los retos que Dios tenga para nosotros en este tiempo tan difícil que estamos viviendo?

¿Qué características tenía Débora?

1. Era una mujer espiritual. Débora tenía un profundo amor por Dios y quería agradarle en todo lo que hacía. Estaba en contra de la idolatría del pueblo de Israel.

2. Era una mujer sabia y conocía muy bien las Escrituras. Como jueza en Israel, era consultada constantemente por muchas personas. Además, era la encargada de que se cumplieran las leyes de Dios, tanto penales como civiles y comerciales. Por esta razón, era sumamente importante que conociera la Palabra de Dios.

Hoy vivimos en un mundo donde se están imponiendo valores, conductas y formas de vida que chocan frontalmente con lo que dice la Palabra de Dios. Tenemos que tomar decisiones y ser radicales, como Débora, para actuar según Dios, con valentía y fe.

3. Débora pasaba tiempo con Dios (“subió al monte”) y, por ese tiempo que pasaba con el Señor, su corazón era quebrantado y guiado para liderar al pueblo de Israel en la liberación de los cananeos.

En el tiempo que pasamos con Dios, debemos pedirle que abra nuestros oídos a Su voz, para dar palabras del corazón de Dios a otros, discernir lo que ocurre a nuestro alrededor y ser guiados hacia la liberación de otros.

Dios nos quiere dar estrategias y dirección para traer Su Reino a todas las áreas de nuestra vida y la de los demás.

4. Débora era una mujer valiente y llena de fe. Desde el punto de vista humano, el plan de Dios parecía una locura: enfrentarse a un ejército armado con 900 carros de hierro con un ejército de Israel que contaba solo con hombres desarmados, sin escudos, espadas o lanzas. Además, Barac, el líder, llevaba 20 años sin dirigir tropas en batalla.

Pero ella creyó, porque sabía que Dios es quien da la victoria. Y así fue: Dios entregó en sus manos a Sísara y su ejército porque confiaron en Él. Débora sabía que para Dios no hay nada imposible.

Es posible que estemos enfrentando desilusiones, dificultades, desigualdad u opresión que nos llevan a desesperarnos. Esos son nuestros enemigos actuales. Pero la fe de Débora nos muestra que, con Dios, todo es posible, incluso derrotar a enemigos aparentemente “más fuertes” que nosotros.

Estamos viviendo un tiempo en el que los “Barac” y las “Déboras” se tienen que levantar para decirle al enemigo: “¡No más!”. Se necesitan hombres y mujeres valientes, llenos de fe, para manifestar el Reino de los Cielos.

Caminando en humildad, como también lo hizo Débora, podremos conseguirlo. No debemos buscar nuestra propia gloria, sino, con un carácter íntegro, modelar el Evangelio de Jesús para que otros lo conozcan y sean transformados.

Tras la victoria, Débora adoró como símbolo de gratitud. Nosotros, al igual que ella, debemos adorar con gratitud a Dios por todo lo que ha hecho en nuestras vidas y por quien Él es.

Oración:

Señor, pongo toda mi vida y mis circunstancias en tus manos. Ayuda a mi corazón a tener valentía y fe, para que, con mi confianza en Ti, pueda ver Tu gran poder y autoridad. Que pueda ver cómo derrotas al enemigo. Señor, utilízame. Quiero ser una herramienta útil en Tus manos. Me rindo a Ti, renueva mi interior, y que pueda adorarte con todo mi corazón. Amén.