Los amigos de Job

Mi historia aún no termina

Reflexión:

Si leyeras todo el libro de Job, encontrarías la historia de un hombre justo e íntegro que enfrentó una cantidad de desgracias incontables, sin ninguna explicación aparente. Al leer los pasajes clave de hoy, nos encontramos con sus amigos: hombres que parecían hablar con mucha sabiduría. Conocían acerca de Dios y eran buenos comunicando lo que habían escuchado o interpretado acerca del Todopoderoso. Sin embargo, al llegar al final de la historia, vemos que Dios no los felicitó por sus grandes discursos, sino que los corrigió por “hablar sin saber”.

¿Alguna vez has intentado acompañar a un amigo que está atravesando una situación difícil? O tal vez, tú has sido esa persona que enfrenta algo tan complicado que no puedes entender la razón.

Aquí encontramos cuatro consejos (extraídos del libro de Job y sus amigos) que pueden ayudarnos si estamos acompañando a un amigo, y tres, si somos nosotros quienes estamos pasando por un mal momento.

Cuatro consejos para acompañar a un amigo en dificultad:

1. Mostrar humildad.

Los amigos de Job intentaron demostrar todo lo que sabían. Eran rápidos para hablar y lentos para escuchar. La Palabra de Dios define la humildad como no pensar más de nosotros mismos de lo que deberíamos. No hay nada malo en decir: “No lo sé”.

Debemos recordar que hay un mundo espiritual que nos rodea y que no podemos ver. Algunas cosas suceden simplemente porque el diablo es malo. Una manera práctica de mostrar humildad es hablar menos y orar más.

¿Te imaginas lo que Dios habría dicho a los amigos de Job si hubieran dicho: “No sé por qué te está pasando esto, pero voy a orar contigo”? Seguramente, Dios los habría recompensado grandemente. Seamos ese tipo de amigo que aprende a escuchar y acompaña en oración.

2. No juzgar.

Al igual que los amigos de Job, nuestra tendencia suele ser intentar averiguar por qué sucede algo. Cuando alguien comparte una situación difícil, evita juzgar o buscar automáticamente explicaciones. Pasa tiempo con Dios, ora por ellos y, si es necesario hablar, hazlo con temor de Dios y mucha prudencia.

3. Recordar lo que sabes que es verdad acerca de Dios.

En Job 4:8, uno de los amigos de Job aconseja: “Por lo que yo he visto...”, basando así su discurso en lo que había escuchado o visto, en lugar de en la verdad de Dios.

Muchos de nosotros hacemos lo mismo sin darnos cuenta, diciendo cosas como: “En una predicación de YouTube escuché...”. Aunque estos recursos pueden ser útiles para fortalecer nuestra fe, cuando alguien atraviesa el “valle de sombra de muerte”, no necesita una predicación de YouTube, sino la verdad sobre quién es su Padre celestial.

Usemos la perfecta Palabra de Dios para animar y exhortar, hablando siempre de lo que sabemos con certeza que es verdad.

4. Llorar con los que lloran.

La Biblia nos insta a “llorar con los que lloran y gozarnos con los que se gozan” (Romanos 12:15). Esto requiere empatía, poner a un lado nuestra situación personal para identificarnos con la del otro. También demanda constancia, pues el dolor de otros, como el de Job, no desaparece de la noche a la mañana; puede durar semanas, meses e incluso años.

Si queremos ser ese amigo que “llora con los que lloran”, necesitaremos mucha perseverancia para acompañar durante todo el proceso de dolor.

Tres consejos si estás atravesando una situación difícil:

1. Mantente fiel a Dios.

Cuando Dios habló al final del libro de Job, corrigió algunas ideas equivocadas, pero también felicitó y recompensó a Job por mantenerse fiel. A pesar de su sufrimiento, nunca olvidó quién era su Dios y a quién debía adorar.

2. Sé vulnerable y transparente.

Dios no se escandalizó con las palabras de Job. De hecho, ¡fue todo lo contrario! Dios se agradó de su transparencia.

Cuando Job estaba firme en su fe, se lo dijo. Cuando estaba deprimido, lo comunicó. Y cuando estaba confundido, lo gritó a los cuatro vientos. Lo mismo vemos en la vida de Abraham, David, e incluso Jesús en el jardín de Getsemaní.

Una vida de adoración es aquella que, a pesar de todo, corre a los pies del Padre y presenta sus súplicas (Salmo 5:3).

3. Muestra temor de Dios.

Incluso en medio de lo que no entendemos, Dios sigue siendo temible, todopoderoso y soberano. Job mostró su temor al Señor cuando continuó adorando en medio de lo incomprensible. Más tarde, tras la corrección de Dios, se postró diciendo: “Me retracto y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:6).

Aunque Job perdió todo, no reprochó a Dios, sino que se humilló reconociendo su pequeñez ante el Gran Yo Soy.

Oración:

Señor, te damos gracias tanto por lo que entendemos como por lo que no. Nuestra historia está en tus manos, y solo Tú conoces el final. Quiero serte fiel hasta que te vea, y aunque no entienda tus caminos, seguiré reconociendo que Tú eres Dios. Hazme tus manos, tus pies, tus oídos y tu boca para animar, levantar y guiar a otros en sus momentos de necesidad. Hazme un buen amigo para quienes lo necesiten. Amén.