Es Hora De AdorarleSample
La alabanza a Dios
La alabanza a Dios que nace de un corazón reverente y agradecido siempre será una ofrenda grata para Él. Independientemente, de cuáles sean las circunstancias por las que un creyente esté pasando, su alma no dejará de alabar a Dios. Por eso la Biblia habla de sacrificios de alabanza. Porque adorar a Dios con nuestras palabras o nuestros pensamientos no debe circunscribirse al buen tiempo.
Ciertamente, es mucho más fácil alzar nuestra voz para alabar a Dios cuando todo a nuestro alrededor marcha bien. Cuando nos sentimos victoriosos, cuando nos ha sido concedido el deseo de nuestro corazón y, mucho más aún, cuando tenemos conciencia de su divina presencia. Nuestra agradecida alabanza no requiere de ningún esfuerzo. Simplemente nuestro corazón reboza de gozo y abrimos nuestra boca para loar su nombre.
El Señor, que nos conoce muy bien, sabe que no siempre es fácil para nosotros pronunciar palabras de alabanza. Pareciera que para alabar se necesita estar contento y agradecido siempre. Pero no hay duda de que hay momentos en la vida cuando son más fáciles las lágrimas que las palabras. Desde ese escenario Dios nos dice: “El que sacrifica alabanza me honrará.” Sal. 50:23 Los sacrificios de alabanza llegan al trono de Dios como perfume, como ofrenda grata.
El salmista se hablaba a sí mismo para no olvidar las razones por las cuáles su alma debía alabar a Dios. En el salmo 103:1 leemos: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.”
Tenemos nosotros que hacer lo mismo, porque a nuestra alma tenemos que recordarle que siempre habrá mil y una más razones para estar agradecidos de Dios, para reverenciar y adorar su nombre. El salmista sigue diciendo: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”
A todo lo que Dios hace a favor nuestro añadámosle lo más importante, quién es Él, sus atributos, sus obras, sus maravillas. David lo expresó de forma hermosa cuando dijo: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” Sal. 139:14
Que nuestro Dios nunca deje de maravillarnos, que siempre tengamos consciencia de su grandeza, que no condicionemos nuestra alabanza a los momentos de bienestar. Que bendigamos y alabemos al Señor en todo tiempo
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, (de Cristo) sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Heb. 13:15
About this Plan
La adoración a nuestro Dios es el resultado de un corazón agradecido y un alma absorta en su grandeza. Mientras el mundo adora todo aquello que ocupa un lugar de prioridad en su agenda, los cristianos adoramos al que vive por los siglos de los siglos. No obstante, hay momentos en los cuales el alma se silencia y se hace necesario que le hagamos un llamado a la adoración.
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