Es Hora De AdorarleSample
Tu alabanza
Una alabanza a Dios debe tener como propósito el reconocimiento de su grandeza y su majestad. Lleva en sí misma, la convicción de que Dios es real y merecedor de toda gloria. La reverencia es parte de la alabanza porque surge de un corazón convencido de la santidad y la magnificencia del Dios a quien rinde alabanza.
Lamentablemente, en el pueblo cristiano hay mucha alabanza rutinaria y aprendida que se dice solo de la boca hacia afuera. Esto sucede porque no todo el que alaba a Dios lo hace de corazón. Tal vez, porque viven una experiencia religiosa y no la experiencia de una vida nueva en Cristo.
La alabanza genuina se da en el contexto del reconocimiento del amor de Dios y de la gratitud del que se sabe amado y perdonado. El corazón agradecido que sabe que su salvación proviene de un Dios amante que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, no puede menos que adorar y alabar a quien le salvó.
La alabanza fluye también del corazón que se deleita en la creación y en su Creador. Así lo expresaba David en el Salmo 8, “¡Oh, Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; … Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”
En una ocasión, mientras oraba y mi mente divagaba por los senderos del sueño, dije unas palabras que me sobresaltaron, “alabando con conciencia”. De inmediato me di cuenta que Dios me estaba diciendo que debía estar consciente de las palabras que le decía y no estar en un modo de repetición que solo decía las palabras por rutina.
Siempre he agradecido a Dios por su intervención, porque creó en mí la conciencia de que no debemos alabar por alabar. La alabanza no debe ser una costumbre, sino una expresión del alma agradecida que se eleva a la misma presencia de Dios.
Exaltarle, bendecirle, agradecerle, reconocerle como nuestro Dios todopoderoso, lleva a nuestra alma a ese lugar donde cada palabra que decimos, cada cántico, cada alabanza va impregnada de humildad, de la alegría de conocerle, del temor reverente que proviene del reconocimiento de su majestuosidad y su grandeza.
Los salmos están llenos de expresiones de alabanzas, todas hermosas y genuinas. “Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.” Sal. 71:8 Les invito a ir a ellos para escuchar las expresiones de corazones que exaltan al Señor y le alaban de corazón.
Scripture
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La adoración a nuestro Dios es el resultado de un corazón agradecido y un alma absorta en su grandeza. Mientras el mundo adora todo aquello que ocupa un lugar de prioridad en su agenda, los cristianos adoramos al que vive por los siglos de los siglos. No obstante, hay momentos en los cuales el alma se silencia y se hace necesario que le hagamos un llamado a la adoración.
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