La fe, fruto del Espíritu

La fe es un pilar en la vida del creyente. La fe en el sacrificio de Jesús y el poder de Dios es lo que nos sostiene en el diario caminar cristiano. Si tenemos fe, podemos lograrlo todo, como le dijo Jesús a Marta: Si crees verás la gloria de Dios.

Pero también, la misma Biblia indica que la fe es un requisito para ser agradables delante de Dios, pues el que se acerca a Él debe estar convencido de que existe y premia a todos aquellos que le buscan.

Muchos de nosotros hemos visto la gloria de Dios en nuestras vidas, hemos visto a Dios responder oraciones, hacer cosas imposibles, mover lo que nosotros no podíamos mover. Ahora bien, la pregunta es, ¿puede un cristiano vivir cada día con su fe al máximo? ¿Estamos inmunes ante la duda?

Este plan es para personas que han sido fieles por muchos años, personas que se han dedicado a Dios, que han visto el brazo poderoso de Dios moverse, pero quizás están atravesando un momento de debilidad en su fe. Personas a quienes recientemente la duda ha comenzado a carcomerse su fortaleza. Personas a quienes el enemigo les ha dicho al oído que no son dignos de seguir por haber dudado.