Cosas Que Me Destruyen 6+1Sample

"El corazón que maquina pensamientos inicuos"

¡Qué batallas libramos todos los días y en todo momento en nuestra mente!

No es una reflexión retórica, ¡es una afirmación!

Pocas veces en nuestra vida cristiana nos dicen del grave riesgo de nuestros pensamientos, nosotros mismos los ignoramos, o los pasamos desapercibidos. La ciencia nos ha enseñado que el cerebro tiene pensamientos 24/7, cada segundo de cada día. ¿Cuántos son dirigidos a la alabanza, adoración a Dios? ¿Cuántos a la resolución de problemas cotidianos? ¿Cuántos pensamientos al día a las obras de la carne?

Justo en estos últimos es donde radica la pecaminosidad de nuestro diario caminar, Los ojos, la lengua, los oídos están envueltos de las obras de la carne, algunos de estos pensamientos los ignoramos, algunos los "meditamos" o " reflexionamos" y alcanzamos a correr de ellos; pero existe un tercer grupo que cobijamos, que le damos segundos, minutos y estoy seguro que también horas dentro de nuestro corazón.

Como nos enseña el profeta Miqueas, ¡Ay de aquellos que llenan su corazón de malos pensamientos" Caminan a la práctica (muchas veces sin darse cuenta) de los pecados mas horribles sin darse cuenta hasta que se ha consumado y el Espíritu Santo se los hace ver. Nuestros pensamientos en todo momento, en cualquier área de nuestra vida deben estar envueltos en lo que a Dios agrada, no por nada el apóstol nos de la instrucción de llevar cautivos nuestros pensamientos a Cristo, si llenamos nuestra cabeza de lo conveniente en nuestra vida cristiana, es prácticamente imposible que fragüemos planes que nos conduzcan al pecado.

Esto no significa que no seremos tentados, que los pensamientos llegarán, pero es -¡Léelo bien! - Determinación nuestra si cobijamos y solapamos ese pensamiento, o, lo desechamos de nuestra alma para huir de la clara consecuencia que será el pecado.

Verás, maquinar pensamientos lleva una tiempo, maquinar significa planear con cuidado la forma de llevar acabo un pecado, analizar sus partes, intentar cubrir los rastros, la mejor manera de engañar a todos, el tiempo y la forma en que se llevará acabo, etc., etc. Esto, amable lector, implica tiempo regodeándose en el resultado pecaminoso, es decir, lo estamos anhelando, lo estamos deseando, queremos llevarlo acabo, ¡que cosa tan terrible! La mente que debería estar llena de Cristo, está albergando más y más no cómo agradar al Padre, sino como desobedecerlo y lastimar Su corazón.

Inicié diciendo que pocas veces nos instruyen acerca de los riesgos de los pensamientos, pero que esta lectura sea una oportunidad para que en todo momento lo recuerdes y que en esa mente, la cual se está llenando de pensamientos en este momento, tiene el poder de sucumbir ante el reino de las tinieblas o acceder a la obediencia a Cristo y exaltar Su nombre como nuestro Libertador, Salvador y Justificador, dando así el valor real a Su sangre, derramada para perdonar nuestros pecados a través de un genuino arrepentimiento y no para lavar una voluntad pecaminosa que practica en todo momento el pecado, pensando que esa sangre es el jabón que me deja aparentemente limpio pero que en realidad nos condena cada vez mas al solapar la iniquidad.