Un liderazgo transformadorSample
Construye una cultura de confianza
Uno de los valores esenciales de nuestra familia es la lealtad, que tiene como fondo el ser coherentes en el cumplimiento de nuestras palabras. Si decimos algo, lo hacemos. Si quedamos a una hora, lo honramos. Si tenemos un compromiso, lo asumimos al costo que sea necesario. Mi padre me enseñó esto y yo a su vez lo he enseñado a mis hijos.
Somos tan buenos como nuestra palabra, si decimos y no hacemos, restamos valor a nuestro testimonio. Ser creíbles es fundamental en un mundo donde la mentira tiene un protagonismo asfixiante. Un líder añade valor a su servicio cuando su compromiso con aquello que dice es evidente a todos. Eso es construir una cultura de confianza. Jesús enseñó: “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:37). Nuestra credibilidad está estrechamente vinculada al uso correcto que hagamos de nuestras palabras, no puede haber dobleces.
Para construir una cultura de confianza también es necesario ser dedicado hasta el detalle más mínimo. Después de tres décadas en el servicio a Dios, he confirmado cientos de veces, la importancia de los detalles. A las personas les impacta más cómo les cuidamos o les mostramos nuestro afecto en determinados momentos, que el título de nuestro mejor sermón. Una felicitación por el cumpleaños, una visita en el hospital, una llamada para saber qué tal van puede ser más útil que toda nuestra rebuscada homilética.
Hay otra característica que no es de las que más se menciona cuando se habla de estos asuntos, pero que reviste una importancia medular, y es: estar presente. Sí, sí, estar presente. Un porcentaje alto de la eficacia de nuestro liderazgo está en acompañar a las personas en su cotidianidad, en ser parte de lo que a ellos le importa, en conectar a un nivel cercano y personal, más allá de los proyectos y de los sueños y visiones que tengamos en común. Estar presente, sin buscar ninguna otra cosa que el bienestar del otro, que se sienta arropado por nuestro compañerismo es vital. Por eso Jesús, cuando resucitó y antes de ascender a los cielos, le prometió a sus discípulos su presencia a través de la persona del Espíritu Santo. Un acompañamiento para todos los días y hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Eso es liderazgo. Por eso, cada cristiano se siente seguro en el amoroso liderazgo de Jesús, por el simple hecho de que él está presente, él está con nosotros.
Scripture
About this Plan
Todo liderazgo piadoso ha de ser transformador. Dios nos ha llamado a ser instrumentos de cambio en sus manos y para su gloria. Si usamos la Biblia como mapa infalible podremos ser eficaces en esta preciosa tarea. Tenemos que actuar, este es nuestro privilegio.
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