Rey De CorazonesSample
Tal y como había dicho Dios, Saúl fue un libertador para Israel, al menos al principio de su reinado. Su primera victoria fue frente a los amonitas, a quienes el pueblo venció bajo las directrices del que sería el primer rey de Israel. Y no solo eso, sino que además, Saúl mostró verdadera compasión al perdonar la actitud de quienes no le habían aceptado en un principio, y rechazó la propuesta del pueblo de matarlos. También venció sobre Moab, Amón, Edom y Soba.
Seguidamente, vencieron a los filisteos, aún a pesar de que Saúl ya no siguió las directrices de Dios. La posterior victoria sobre los amalecitas fue más bien la última prueba por parte de Dios, que Saúl sin duda no superó. Una vez más desobedeció a Dios y la victoria ante el pueblo de Amalec se tornó agridulce, perdiendo la autoridad y bendición de parte de Jehová para él. Su éxito duró poco tiempo, debido a que Saúl pronto mudó su corazón y se dejó dominar por el orgullo y la autosuficiencia, reflejados en la desobediencia directa a la dirección de Dios y a su palabra por medio del profeta Samuel.
Sin embargo, no por ello sus victorias militares fueron poco importantes, hay que tener en cuenta que su victoria frente a los filisteos, quienes tenían el monopolio del hierro, y, por lo tanto, el abastecimiento de armas que Israel no tenía, dejó marcada a la nación enemiga, y la confianza de Israel tras aquel triunfo quedó ligada a la dependencia de un monarca. Tuvieron su importancia, y como Dios había dicho, usó a Saúl para liberar a su pueblo de las manos de los filisteos.
Aun así, todo el tiempo de su reinado, los filisteos tuvieron una guerra constante con el pueblo de Israel, la última batalla narrada ampliamente acaba con la muerte del rey Saúl. En esa ocasión, la derrota de Saúl le otorgó a los filisteos el control sobre los valles de Jezreel, Harold y Bed-seán. Al ser alcanzado por las flechas enemigas, fue Saúl mismo quien se quitó la vida, y junto a su cuerpo expuesto y el de tres de sus hijos, la mayor derrota de Saúl atemorizó de nuevo a la nación hebrea. Pero las derrotas militares no son equiparables al hecho de que fue la envidia, el orgullo y la desobediencia quienes habían derribado a Saúl mucho tiempo antes de acabar con su vida física.
Qué triste es, después de ser escogidos por Dios para servirle, que se arrepienta de habernos llamado. Tras habernos capacitado y respaldado, aun sin merecerlo, sin tener mérito alguno, fácilmente podemos caer en orgullo, porque dejamos de mirar a Dios, y nos miramos a nosotros mismos. Cuando estamos tan enfocados en el servicio a Dios que descuidamos al Dios del servicio, ponemos en peligro la integridad de nuestro corazón y de aquellos que nos siguen. Aunque aparentemente las cosas nos vayan bien, como a Saúl, es importante examinar a menudo nuestro corazón, y escuchar a aquellos que Dios ha puesto cerca de nosotros para guiarnos y exhortarnos. Tengamos un corazón que siempre se deja enseñar.
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La instauración de la monarquía en Israel llegó en un momento crítico para el pueblo escogido por Dios. A través de este devocional podrás conocer las circunstancias en las cuales Dios escogió un hombre como rey para gobernar y guiar a su pueblo. También podrás observar, a través de Saúl, David y Salomón, cómo el gobierno de un pueblo, nunca prosperará verdaderamente si no es de la mano de Dios.
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