Mensaje Del ReinoSample

Capítulo 14 Mensaje del Reino
14.2. LA GRANDEZA DE JESÚS, GLORIFICADO

IDEAS BÁSICAS
• Juan da a la Iglesia este mensaje de Jesús, el que se presenta como Alfa y Omega, principio y fin de la obra de Dios.
• Exiliado a la isla de Patmos, perseguido por su fe en Jesús, Juan no estaba resignado y triste, sino conectado en el Espíritu con el reino celestial.
• La aparición y la posición de Jesús muestran su autoridad y grandeza después de su ascensión al cielo. La aparición de Jesús tuvo un efecto muy poderoso en Juan.
• El discípulo amado, uno de los tres amigos más íntimos de Jesús, no tiene ninguna duda sobre la identidad de Jesús.

El Apóstol Juan recibe un mensaje para la Iglesia de Jesús, que ya había crecido en la tierra, a través de la participación directa del Espíritu Santo, enviado por Jesús después de Su ascensión al cielo. Este mensaje es idéntico a todos los principios predicados por Él cuando estaba en la tierra. Jesús dice a sus seguidores que vendrá a por ellos y les aconseja cómo vivir para asegurarse de que mantienen su fe en Él. Se presenta como el Alfa y la Omega, es decir, el principio, el origen de toda la Creación, pero también como Aquel que completará toda la obra divina de restauración y pleno establecimiento del Reino de Dios.

Esto significa que todo el desarrollo de la historia a medida que avanza hacia su fin está bajo Su control. Pero no sólo el desarrollo de la historia de todo el Universo está bajo Su control, pero especialmente Su Iglesia, Aquel que camina entre los siete candeleros de oro y sostiene las siete estrellas en Su mano derecha. Jesús también se presenta en conexión directa con el plan de la redención del hombre, siendo Él el que está muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, teniendo las llaves, es decir, plena autoridad sobre la Muerte y sobre el Lugar de los Muertos.

¡Qué presentación tan alentadora para todo cristiano, discípulo, seguidor de Jesús! La reacción y la descripción de Juan nos muestran la grandeza y la autoridad de Jesús. Juan no duda de su identidad, aunque su aspecto es totalmente distinto al de la última vez que lo vio, décadas atrás, el día de su ascensión al cielo.