Liderazgo y felicidadSample
Paz
Creo que todos coincidimos con Jesús en que la paz nos lleva a la felicidad. No creo que nadie usara en una frase las palabras intranquilidad, dolor, guerra, polémica y que termines asociando a las mismas con la felicidad. “¡Qué feliz que me sentía en aquellos días en los que estaba intranquilo!”. “En aquella relación parecía que estábamos en guerra. ¡Qué felicidad!”. ¿Verdad que suena absurdo? Sin dudas la tranquilidad, la calma, el reposo, el acuerdo, la armonía, en definitiva, la paz, nos llevan a un estado que fácilmente asociaremos con la felicidad.
Pero si prestamos atención a las palabras de Jesús, y más allá de lo obvio que resulta lo expuesto anteriormente, Él no dice que la paz es la que lleva a la felicidad, sino trabajar por la paz.
Una vez más Jesús nos sorprende con el concepto, pero a su vez no tanto, si ya para este tiempo hemos comprendido, aunque sea un poco de la filosofía de Jesús. Esta es la que tiene máximas como: “No vine para ser servido, sino para servir y dar mi vida...”; “El que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos”. O como lo supo interpretar Pablo en su Carta a los filipenses: “consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”.
Quizás la raíz más profunda de este concepto se encuentra en el “gran mandamiento” que ya hemos mencionado anteriormente: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. El orden de los factores aquí sí altera el producto. Ama a tu prójimo primero, como a ti mismo después.
Parece que encontramos una constante en Jesús con respecto a este tema. Siempre primero los demás y después yo. Y esto sí que en nuestra cultura no suena a felicidad. Es más, mientras escribo estas líneas vienen a mi mente preguntas como: ¿Y mis derechos? ¿Entonces me tengo que dejar pisotear? ¿Hasta que limite tengo que soportar a los demás? ¿Por qué yo tengo que ser el que ponga la otra mejilla? Si a ti te vinieron estas mismas preguntas como a mí, es porque estamos inmersos en una cultura que vive en ese paradigma, que no es ni más ni menos que uno individualista.
Pero Jesús propone que trabajar por la paz, no solo la mía, sino la de todos nos lleva a la felicidad. Y tiene sentido porque, ¿de qué valdría estar en paz solo yo si todo y todos alrededor se derrumba o es caos? ¿Yo podría estar reposando cómodamente en una silla mecedora mirando un lago sin importarme nada de lo que pase a mi lado y considerar eso felicidad? Yo creo que no.
Por eso es por lo que creo como Jesús que la paz me trae la felicidad, pero solo si trabajo para que esa paz sea primero para los demás y como consecuencia yo también esté en paz.
Esto es un principio para todos, pero cuanto más cierto es cuando estamos liderando un grupo de personas. Tenemos que trabajar por la paz de ese equipo. Eso nos dará paz a nosotros y felicidad consecuente.
Quienes vean una persona así, reconocerán a un hijo de Dios. Uno como Jesús.
Scripture
About this Plan
Liderar personas es un gran privilegio, así como también una gran responsabilidad. Pero, ¿será posible disfrutar de esta tarea? Acompáñame en este viaje a través de las bienaventuranzas que Jesús desarrolló en su "Sermón del monte" y veamos como unir liderazgo y felicidad.
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