Liderazgo y felicidadSample
Compasión
Hay palabras que parecen no tener ninguna relación con el liderazgo. Una de ellas parece ser la palabra compasión. Quizás sea porque hemos sido formados en un contexto donde los líderes son más bien caudillos, generales de ejércitos, dictadores autoritarios. Este tipo de liderazgo parece inconmovible ante las necesidades de las personas que los rodean, incluso aquellos que forman parte de su equipo. Ellos tienen un fin en mente, tienen su propia agenda y cualquier cosa que los distraiga de ese fin es una molestia, una carga a ser desechada sin compasión, ya sean cosas o tristemente también personas. Pero, en la filosofía de Jesús, esta forma de liderar no tiene cabida. El liderazgo que Jesús propone es uno compasivo. Ahora, ¿cómo se puede dar esto en la práctica? Y, ¿no nos arriesgamos a que nos vean como “líderes blandos” que te dejan hacer lo que quieran, aunque nunca cumplamos los objetivos de nuestra tarea?
Lo que acabo de exponer es una de las muchas tensiones que existen en el liderazgo. Si todavía recuerdas las lecciones de física del colegio, tendrás presente las fuerzas y leyes del movimiento de Newton. Una de las cosas que podemos aprender de esta ley es que la tensión existe, no hay que negar ni querer eliminarla, más bien hay que aprender a manejarla, porque cuando lo hacemos nos puede dar un gran poder de tracción.
La ley física dice que: Todos los objetos físicos que están en contacto pueden ejercer fuerzas entre ellos. Si la fuerza es ejercida por una cuerda, un hilo, una cadena o un cable, la llamamos tensión. Las cuerdas y los cables son útiles para ejercer fuerzas, ya que pueden transferir una fuerza de manera eficiente sobre una distancia significativa (por ejemplo, la longitud de la cuerda). Un trineo puede ser jalado por un equipo de huskies siberianos por medio de cuerdas atadas a estos, que les permiten correr con un mayor rango de movimiento comparado con el que tendrían si tuvieran que empujar el trineo por su parte trasera usando la fuerza normal. Es importante observar que la tensión es una fuerza de tracción, pues las cuerdas no pueden empujar de forma efectiva.
La ley del liderazgo dice que: Todas las personas (sujetos físicos) que están en contacto pueden ejercer fuerzas entre ellos. Eso se llama tensión, y está dada por cuerdas invisibles que nos unen unos a otros. Pero esto que “a priori” parece negativo, si es manejado correctamente por un líder, entonces podremos lograr una gran fuerza de tracción en el equipo que nos lleve al éxito.
En cuanto a la compasión en el liderazgo creo que la manera más efectiva de manejarla es dando en nuestros equipos permiso para equivocarse, y cuando esto ocurre, es decir, cuando alguien del equipo se equivoca, el líder y todo el equipo no va a empujar (ya que las cuerdas no son efectivas para tal fin) al que cometió el error, sino más bien vamos a acercarnos a ellos para aprender de ese error una valiosa lección para no volver a repetirla en el futuro. Cuando esta acción se vuelve una característica en un equipo, entonces la tensión que provocan los errores puede volverse tracción hacia el éxito del equipo que trabaja en un ambiente como el descrito.
De hecho, nos conviene aplicar este principio, porque si tratamos a los demás con compasión, él prometió que cuando nosotros seamos los que nos equivoquemos también recibiremos el mismo trato.
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Liderar personas es un gran privilegio, así como también una gran responsabilidad. Pero, ¿será posible disfrutar de esta tarea? Acompáñame en este viaje a través de las bienaventuranzas que Jesús desarrolló en su "Sermón del monte" y veamos como unir liderazgo y felicidad.
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