Liderazgo y felicidadSample
Pobres
Jesús arranca uno de sus mensajes más importantes anunciando qué es la felicidad para Él.
Convengamos que para desarrollar esta idea la primera palabra que emplea no es la que tiene mejor “marketing”. El usa la palabra “pobres”, y ya desde esta primera declaración lo que veremos es un mensaje sumamente rupturista y contracultural. ¿Qué significa entonces pobres en espíritu?
La creencia de que un buen líder es quien no hace preguntas ni pide ayuda puede ser catastrófica. Es probable que antes de ser un éxito, esta idea convierta al líder en una persona individualista y consumida por el trabajo. Parte del grupo de personas que cree que debe hacer todo por su cuenta también tiende a pensar que lo saben todo. Como resultado, aumentan los niveles de estrés, sufrirá la calidad de su trabajo y, en consecuencia, el rendimiento de todo el equipo que lidera. Es decir, seguir con tal pensamiento se convertirá en un patrón peligroso que puede alejar a todo el equipo e incluso poner en peligro la tarea que estamos realizando.
El “Financial post” en un artículo denominado “No, you can ́t do it alone: why Good leaders ask for help” (No, tú no puedes hacerlo solo: por qué los buenos líderes piden ayuda) por su parte, destaca que pedir ayuda y reconocer el hecho de que no somos todo suficientes como líderes, es clave para el desarrollo y éxito.
Justamente este es el postulado que Jesús propone como primer punto de su mensaje sobre la felicidad. El punto uno es reconocer nuestra pobreza en términos de fuerza individual. Todos nosotros somos seres necesitados. Ahí radica nuestra pobreza. Necesitamos de los demás y eso es algo que debemos reconocer, sobre todo cuando estamos en puestos de liderazgo.
Cuando el líder de un equipo tiene esta postura, sin dudas todo el equipo adoptará esta misma forma y se creará una cultura en este sentido que levantará a todos al ayudarse unos a otros.
Para terminar, es crucial recordar lo que dice en Proverbios 1:7: “El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina”. Reconocer nuestra pobreza en espíritu es perder la confianza en nuestra propia justicia o fuerza y reconocer, en primer término, la necesidad de una total dependencia en Dios.
Somos pobres. Necesitados de los demás, pero principal y esencialmente necesitados de Dios.
¿Te gustaría hacer este reconocimiento hoy?
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Liderar personas es un gran privilegio, así como también una gran responsabilidad. Pero, ¿será posible disfrutar de esta tarea? Acompáñame en este viaje a través de las bienaventuranzas que Jesús desarrolló en su "Sermón del monte" y veamos como unir liderazgo y felicidad.
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