¿Qué ocurrió en la Cruz?

La película "La Pasión de Cristo" asombró al mundo. Impactó a algunos, ofendió a otros y conmovió profundamente a muchos.

Cada año, en el retiro de hombres de mi iglesia, proyectan el mismo fragmento de la película. Jesús es un desastre sangriento. Laceraciones de su flagelación cubren su cuerpo. Los duros pinchos atraviesan sus manos y pies. Cada golpe provoca aullidos guturales de dolor. La cruz, con nuestro Salvador clavado, es levantada y, con un ruido sordo, arrojada a un agujero. Su propio peso amenaza con arrancarle las manos de los clavos.

La crucifixión era la peor forma de ser ejecutado. Una vez colgadas, las víctimas morían lentamente. A medida que les fallaban las fuerzas, se esforzaban por levantar el cuerpo para respirar. Al cabo de unos días, por bondad, los verdugos les rompían las piernas para acelerar la muerte.

Juan 19 recoge el juicio y la crucifixión de Jesús. En Juan 19:33, leemos el curioso detalle de que Jesús no necesitaba que le rompieran las piernas porque ya estaba muerto. ¿Qué lo mató?

La película sólo podía describir el sufrimiento físico. En lo más profundo de su alma, el Hijo puro de Dios soportó el castigo por los pecados del mundo. En la cruz, la justa ira de Dios se abatió sobre la única persona que no la merecía. Aquel que sólo había conocido una conexión amorosa con Su Padre fue abandonado por Él y sumido en una angustia impresionante y desesperante. Jesús murió pagando la pena por nuestro pecado.

Mateo, Marcos y Lucas registran que tres horas de oscuridad descendieron sobre la tierra. Incluso el tiempo se hizo eco de la injusticia.

Para nosotros, la cruz se ha convertido en un símbolo alentador y familiar, pero en tiempos de Jesús era una conocida imagen de tortura. Nos resulta fácil olvidar la oscuridad de aquel día. Yo también lo olvido hasta que el retiro de hombres me convoca a otro impresionante recordatorio.

La palabra latina para "cruz" es crux. En español, "crux" significa algo que es "vital, decisivo, un punto de giro". La cruz fue el momento crucial en la historia de Dios. Era un día oscuro, pero la luz estaba surgiendo, una luz que también puede surgir en nuestros corazones.

Reflexiona:

¿De qué manera los versículos proféticos sobre la venida del Mesías en el Antiguo Testamento te dan confianza en Jesús como tu salvador?

En medio de la oscuridad y la tragedia, Dios actuó trayendo luz que brilla en nuestros corazones. ¿Cómo te consuela esto en tus desafíos y quebrantos?

Ora:

Señor, gracias porque desde el principio, Tú tenías un plan para redimirnos e incluirnos en Tu amada familia. Tomaste lo que es únicamente nuestro (nuestro pecado) y nos diste lo que es únicamente Tuyo (Tu justicia). Que Tus huesos intactos me recuerden que Tú brillas en este mundo oscuro y roto. En el nombre de Jesús. Amén.

Durante sus 36 años en Cru, Duncan Parlett ha sido ministro universitario, diseñador y, más recientemente, entrenador de desarrollo de socios ministeriales. Vive en el sur de California con su bella esposa Kerrie. Le encantan los idiomas, ser creativo y tocar el bajo.