La Última Semana De Jesús en JerusalénSample
¡Resucitó!
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Cor. 15:55-57)
No hay una imagen, un pensamiento o una idea que logre hasta el día de hoy capturar en su totalidad el poder que se liberó, para esta tierra y para todas las generaciones, cuando Jesucristo resucitó entre los muertos, en victoria, el domingo de Pascua. La aparente derrota de Jesús al morir, en realidad, fue la más grande victoria jamás ganada por el ser humano.
Para la inmensa mayoría del mundo occidental, hoy en día, la palabra “esclavitud” quizás no tenga una connotación muy fuerte, a menos que vivas algún tipo de explotación que no puedas negarte, debido a amenazas, violencia, coerción, abuso de poder o engaño.
En la Biblia y en la historia de cualquier nación, podemos ver a hombres y mujeres llevados como ganado al mercado de la plaza para ser vendidos como esclavos a los acaudalados. Ser esclavo era no tener derechos, se les consideraba pertenencia de sus dueños y eran tratados como animales. Sin embargo, la esclavitud física, por terrible que fuera, podía redimirse con dinero.
Pero, en la economía de Dios, la esclavitud del pecado y el dominio de Satanás y la muerte sobre nuestras vidas, no podía comprarse con cosas corruptibles como el dinero; sino con la Sangre del Cordero de Dios, sin mancha, ni contaminación (1 Pd. 1:18-20). Por tanto, no hay una contradicción más grande que aquel que se dice ser cristiano y tenga poder, dinero y autoridad, y trate a los demás como inferiores, peones, obreros, por no decir “esclavos”.
Gracias a la resurrección de Jesucristo, fuimos redimidos, rescatados del dominio que tenía el poder del pecado sobre nuestra vida. De igual forma, fuimos redimidos del temor. Sí, del temor al fracaso, a creer que le pertenecemos a alguien o a algo por dominio, control o poder. Temor a las enfermedades, a la soledad, a pensar que debemos enfrentar solos la vida y el futuro. Pues ser esclavos del pecado significaba, también, ser esclavos del temor (Rom. 8.15).
Con el correr del tiempo y a fuerza de descansar en algunas creencias sin profundizar en ellas, supongo que hemos caído en la somnolencia de tener fe sin poder. Fe para salvación, pero no lo suficientemente osada para creer en el poder de Dios; pues precisamente, la resurrección de Jesucristo da fe y testimonio del inmenso poder de Dios que ha sido desatado a favor nuestro.
Cuando se escuchó la voz por todo el universo “¡Consumado es!”, lo que realmente pasó es que gracias al poder de Dios, el infierno quedó en ruinas, total y completamente devastado. Satanás no tendrá nunca más poder en nosotros, únicamente se lo damos cuando voluntariamente decidimos pecar o someternos una vez más a cualquier yugo de esclavitud.
Mi deseo hoy, celebrando el día de resurrección de nuestro Señor Jesucristo, es despertar en ti las ganas, el ímpetu y la fuerza de desear vivir en el poder de la resurrección de Cristo, que no es otra cosa que:
Cambiar la religión por una relación diaria con Jesucristo. Vivir la vida con prioridades eternas, no de una forma meramente terrenal, material o pragmática. Entendiendo que el camino hacia la vida eterna contempla el morir a uno mismo, con el fin de que Cristo viva en nosotros, aquí y ahora.
Esperar lo imposible e impensable, la agenda de nuestra vida le pertenece al Señor. Su paz que sobrepasa todo entendimiento es la brújula más confiable para nuestro futuro.
El gozo o alegría que Jesucristo nos da es más que una emoción, es la capacidad de entender que Dios está en control y siempre actuará de acuerdo con lo que Él considere, es mejor para nuestras vidas, a pesar de las situaciones difíciles o frustrantes que podamos enfrentar.
Es también entender que, siempre, caminaremos al borde de los milagros y en las realidades, de sus promesas, de las nuevas oportunidades, de las puertas abiertas y los espacios generosos, porque ¡Cristo vive y reina, y se le ha complacido darnos el Reino!
Con amor en Cristo, el Resucitado.
Juan Carlos Calle y Equipo Conectar Global.
Queremos darte las gracias, querido lector, por completar este plan devocional. Oramos por ti y nuestro deseo de corazón es que haya sido de bendición para tu vida.
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About this Plan
Los evangelios al estilo de los grandes cineastas se enfocan en los hechos más relevantes y trascendentes del ministerio público de Jesús. La Semana de Pasión comienza con el viaje que haría el Maestro junto con sus discípulos, al igual que miles de otros judíos y gentiles una vez al año en el mes de Nisán a Jerusalén a celebrar la fiesta de la Pascua Judía.
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