La Última Semana De Jesús en JerusalénSample

“Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Jn.1:14)

Si bien es cierto que para el mundo occidental la Semana Santa es considerada como la semana mayor o la semana más sagrada del año, para los judíos de la época de Jesús, la semana más importante era la Semana de la Pascua.

Aún hoy para los judíos tradicionalistas “no mesiánicos” ésta sigue siendo la semana más importante del año judío. Aunque su culto, es muy parecido al nuestro, en cuanto a las lecturas y cánticos de la Biblia hebrea, la diferencia fundamental es que "los ortodoxos todavía están esperando al Mesías y no creen que Y'shua (como se llama a Jesús en hebreo) sea el Mesías". Lo interesante es que estos judíos, al igual que los de la época de Jesús, esperaban un rey que los liberara del “yugo romano”.

Podemos imaginarnos, por un momento en retrospectiva, a la fervorosa multitud que acompañaba justo dos días atrás a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén el domingo de ramos, gritando: “Hosanna al Hijo de David, el Rey de Israel” anhelando la liberación, pero no la de sus almas, sino del dominio del Imperio Romano.

La entrada triunfal, en la lógica de Dios, daba cumplimiento a la profecía de Zacarías y de paso simbolizaba perfectamente al Rey Mesías que salvaría a su pueblo de sus pecados, algo más aterrador y destructivo que el yugo romano. Aunque Jesús recibió una bienvenida real, las motivaciones de sus seguidores no eran las adecuadas. Quienes cortaron ramas y tendieron sus capas mientras Jesús subía a Sion (Jerusalén) montado en un pollino esperaban algo importante pero no lo verdaderamente significativo y trascendente.

A lo mejor, pasa lo mismo con nosotros hoy. Jesús quiere venir una vez más a nuestras vidas de una manera triunfal. Por nuestra parte, anhelamos desde hace mucho tiempo una intervención de Dios.

Y justo cuando Él aparece, nuestras motivaciones puede que no sean las correctas, pues en oportunidades podemos malinterpretar la intervención de Dios en nuestro aquí y ahora porque queremos algo diferente y se nos olvida reconocer a Jesucristo en cualquier intervención como quién es en realidad, Y'shua, el Señor, poderoso Salvador.

¡Medita en esto!