Pulverizando los miedosSample
Miedo a la muerte.
Toc, toc, toc... alguien a media tarde llamando a la puerta de la casa, una de mis hermanas se dirige a abrir, y un hombre, empleado del hospital general del pueblo, da la siguiente noticia: "Parece que la señorita Sonia acaba de fallecer". Mi sobrina, que acababa de cumplir 15 años, había estado luchando fuertemente en los últimos meses contra la leucemia. Por aquel entonces yo tendría unos 7 años, y esa fue la primera vez que tuve que enfrentar la muerte de un ser querido. Algo desgarrándose en mi garganta, un dolor que se sentía como si fuera un pinchazo en el corazón, en ese momento un sentimiento que no alcanzo a describir. Y a partir de ese momento el miedo a la muerte se fue haciendo más grande, incluso tenía temor de morir dormido, de no despertar más.
Se dice, acertadamente, que lo único seguro en esta vida es la muerte. En cierto sentido esa idea puede aterrarnos, y por alguna razón la cultura trata de evitar el tema, pero es algo ineludible. Creo que este temor surge por la incertidumbre de qué hay después de que la actividad eléctrica de nuestro corazón se extinga, qué pasará con nuestra alma, a dónde irá, tendremos conciencia de lo posterior o será simplemente como si nos apagaran el monitor, como si se nos descargara por completo el celular.
Creo que todos tenemos una noción interna de que hay algo más que esta vida aquí en la tierra, y eso encaja con lo que escribió el autor de un libro de la Biblia, quien dijo que Dios "sembró la eternidad en el corazón humano" (Eclesiastés 3:11).
Estamos diseñados por Dios para la eternidad, y hay dos opciones: pasar la eternidad con Dios, o pasarla lejos de Su presencia. El miedo puede radicar en pensar que no somos lo suficientemente buenos para alcanzar esa primera opción, y es cierto, nadie lo es, ya que todos estamos en deuda con Dios porque hemos hecho algo en contra de lo que Él ha establecido. Pero la buena noticia es que Jesús dio Su vida para que, al poner nuestra confianza en Él, esa deuda quede cancelada y, después de esta existencia, podamos tener vida eterna en un lugar espectacular que Él ha preparado para quienes deciden reconocerlo como Salvador y ponerlo en el centro de su vida.
Cuando creí y apliqué lo anterior, ese miedo a la muerte se fue esfumando, hasta que no estuvo presente, pues Dios me dio la certeza que ni la muerte me podría separar de Su amor. Y lo mismo puede ser realidad en tu vida si pones tu confianza al 100% en lo que hizo Jesús (sacrificarse por ti) y en lo que Él dijo (que quien creyera en Él tendría vida eterna), esto implica tener una relación personal con Él, y en efecto, esa relación es lo que destruye y pulveriza el temor a la muerte, ¡porque Aquel que la venció ha prometido darnos vida eterna! La potencia y credibilidad de esa promesa radica en que Jesús cumplió lo que dijo de sí mismo, resucitó de entre los muertos, lo cual es el fundamento y la evidencia más contundente de la fe cristiana.
Así que, si ese temor llama a tu puerta, pon tu confianza en Jesús el día de hoy, fortalece tu relación con Él, y despide ese miedo para siempre, pues lo que Él hizo ya destruyó el poder de la muerte para siempre.
Por cierto, mi sobrina Sonia había hecho pública su fe en Jesús. Sé que me encontraré con ella del otro lado de la eternidad.
"Y ahora todo esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Destruyó el poder de la muerte e iluminó el camino a la vida y a la inmortalidad por medio de la Buena Noticia" (2 Timoteo 1:10 NTV).
About this Plan
Todos hemos tenido miedo alguna vez. Esto puede ser normal, pero lo que no debemos aceptar como normal es que el miedo nos domine, nos detenga, o nos impida alcanzar los planes que Dios tiene para nosotros. En este plan de 7 días escribí sobre algunos miedos en particular y cómo poder vencerlos, con la ayuda de Dios, aplicando Sus principios y apropiándonos de promesas que Él ha dado.
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