Soy perdonada

Lucas 7:48 "Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados".

Qué hermosas palabras le dijo Jesús a la mujer, que para algunos no merecía estar a los pies del Maestro, frente a la sociedad. ¿Porqué? Porque ante ellos, ella no había cumplido con unos estándares, con unos requisitos, con un comportamiento aceptado. Ello no la hacía digna de estar frente a Jesús.

Sin embargo, a ella no la limitó lo que otros decían para atreverse a acercarse a Jesús. Yo creo que ella sabía que estar con Él le permitiría experimentar libertad. Por eso no dudó en servirle, y lavarle los pies.

¿Crees que Jesús ya no la había perdona, antes de que ella hiciera el acto de acercarse?

Claro que sí. Esas palabras eran necesarias que las dijera, primero para que ella las escuchara, y le diera paz a su corazón. Segundo, para que las escucharan quienes le rodeaban, porque ella no merecía lo que aún pensaban de ella.

Eso mismo nos dice Jesucristo: “Eres perdonada, no te juzgues más, no te atormentes más, tú eres perdonada”.

Vivir pensando que lo que hacemos es tan "malo" que no nos hace merecedoras de Su amor, nos autoimpone un requisito para acercarnos a nuestro Creador demasiado alto. En lugar de acercarnos confiadamente, comenzaremos a mirarnos, ver nuestros defectos y no creer el bien que Dios sí quiere para nosotras.

Toma un momento para ir a los pies de Jesús, a derramar tu corazón, y recibe Su perdón.

Mi oración hoy:

Jesucristo, mi amado, recibo Tu perdón. Gracias porque nunca te alejas, sino que siempre estás cerca. Porque Tus mejores pensamientos y palabras son para mí. Recibo Tu perdón, y decido perdonarme. Así mismo, Espíritu Santo ayúdame a perdonar a quien me hizo, y me hace daño. Quiero ser libre, porque deseo, ¡acercarme confiadamente a Ti! Amén.