Cómo obra la fe: Un estudio de SantiagoSample
¿Cómo obra la fe cuando quieres decir lo que piensas?
“Los labios sueltos hunden barcos”. Durante la Segunda Guerra Mundial, este eslogan apareció en los carteles de propaganda creados y distribuidos por una de las grandes destilerías estadounidense. El eslogan aconsejaba a los militares y a otros ciudadanos estadounidenses que evitaran hablar descuidadamente sobre información militar clasificada. Hablar abiertamente sobre el conocimiento del rumbo de un barco podría permitir al enemigo interceptar y destruir los buques navales estadounidenses.
Considera por un momento que, en la época en la que Santiago nos advirtió que tuviéramos cuidado de nuestra comunicación, no había electricidad, imprenta o Internet. ¿Cuánto más importantes son sus palabras en nuestros días de teléfonos celulares, correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, plataformas, secciones de comentarios, llamadas telefónicas, videos y las innumerables otras formas en que podemos maldecir a otros con nuestra comunicación?
Como alguien que ha pasado gran parte de su vida adulta comunicándose a la vista del público, hay una lista de arrepentimientos que rápidamente viene a la mente de las cosas que he dicho y escrito. La eterna Palabra de Dios es más actual que nunca y el discurso descuidado y descontrolado puede traer mucha destrucción como en ningún otro momento en la historia de la humanidad.
¿Cuántas verdades son tergiversadas? ¿Cuántas mentiras son dichas? ¿Cuántos hechos son ocultados? ¿Cuántas noticias son falsas? ¿Cuántas clases en las instituciones educacionales son adoctrinamiento? ¿Cuántos anuncios son afirmaciones falsas? ¿Cuántos chismes jugosos son mitos? ¿Cuántas plataformas de redes sociales están estrangulando el bien y promoviendo el mal? ¿Cuántos políticos saben que están dando vueltas a los hechos en lugar de servir al Padre? ¿Cuántos abogados generan ingresos haciendo lo que Pablo llamó suprimir la verdad? ¿Cuántas empresas de relaciones públicas están violando los mandatos contra la mentira y el falso testimonio a favor de construir y defender una narrativa?
En nuestro mundo de ciberanzuelos y de ingresos publicitarios que se aprovechan de nuestras emociones de ira y miedo, amar a Dios con toda nuestra lengua es como luchar contra la gravedad.
El punto de Santiago es que la comunicación que sale de nosotros comienza en lo más profundo de nosotros. Como una bala que se dispara o un fuego que se inicia, una vez que se pronuncia una palabra, no podemos retractarla. Aunque no ataquemos a alguien con nuestros puños, nuestras palabras pueden causar un gran daño incluso desde lejos. Nuestra lengua puede hablar bendiciones y maldiciones, vida y muerte. Jesús nos dice que nuestra boca habla de lo que básicamente llena nuestro corazón (Lucas 6:45). Un corazón altivo habla maldad, un corazón santo habla vida. Como el agua que sale de un manantial, Jesús tenía claro que las palabras que comunicamos fluyen de nuestro corazón y exponen los más profundo de nuestro ser.
Para que nuestras palabras cambien, primero debe cambiar nuestro corazón. Solo el Espíritu Santo tiene el poder de cambiar quiénes somos y lo qué comunicamos. Las cosas están tan mal que se necesitará un milagro para lograr estas dos tareas. Afortunadamente, nuestro Dios se especializa en milagros.
En mis propios fracasos en esta área, una cosa que he notado es que mi primera respuesta cuando estoy enojado, herido, frustrado, cansado u ofendido es en la carne. Si respondo rápidamente, esa respuesta a menudo no es la más piadosa. Si espero, oro, proceso, escribo un diario, salgo a caminar e invito al Espíritu Santo a cambiar lo que está pasando dentro de mí, encuentro que algo muy diferente sale de mí.
Recuerda un caso reciente en el que tu lengua no haya sido domada. ¿Cómo corrompió todo tu cuerpo y el curso de tu vida (Santiago 3:6)? Después de leer esta sección de Santiago, ¿cómo puedes comprender mejor la importancia de tu lengua y las palabras que usas? ¿A quién puedes pedirle perdón, reconocer tus fallas e invitar al Espíritu Santo a cambiar tu forma de hablar con ellos o sobre ellos?
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¿Te has preguntado cómo habría sido compartir un dormitorio con Jesús cuando eras niño? El increíble y práctico libro de Santiago, escrito por uno de los hermanos de Jesús, ofrece un vistazo de Jesús del punto de vista de un miembro de su propia familia. En este plan, estudiarás los escritos de Santiago y cómo presenta de manera práctica a Jesús como el Señor y el objeto de nuestra fe.
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