Cómo obra la fe: Un estudio de SantiagoSample
¿Cómo obra la fe con tus riquezas?
Hace varios años, el mundo estaba indignado por el caso contra Bernie Madoff, un ex corredor de bolsa y asesor de inversiones responsable de la estafa más grande, más larga y más extendida de la historia (también conocida como un “esquema ponzi”). El fraude de Madoff ascendió a miles de millones de dólares. En su audiencia de sentencia, el juez del caso condenó los crímenes de Madoff como “extraordinariamente malvados” e impuso una sentencia diez veces más larga de lo que habían solicitado los abogados defensores: 150 años. Además de las víctimas que testificaron contra Madoff, su estilo de vida lujoso y autoindulgente también testificó en su contra: decenas de millones de dólares gastados en la adquisición de propiedades personales; $45 millones de dólares en bonos; $17 millones de dólares en efectivo; $8.8 millones de dólares para yates; $2.6 millones de dólares en joyas, y mucho más. Era un tesoro escandaloso obtenido mediante un fraude impensable, y Madoff acumuló todas las riquezas sobre sí mismo.
A partir del capítulo 5, Santiago no pierde tiempo en dejar claro su punto de vista. “Ahora escuchen, ustedes los ricos: ¡lloren a gritos por las calamidades que se les vienen encima!” Al leer este pasaje, uno no puede evitar ver una sala de tribunal con el Señor sentado en lo alto de Su trono, escuchando el testimonio de las víctimas y revisando cuidadosamente la evidencia irrefutable (v. 4). Los acusados eran terratenientes ricos que explotaban a los pobres reteniendo los salarios y, como lo hizo Madoff, usaban el dinero para vivir en lujo y en autoindulgencia. Santiago de ninguna manera está condenando a todos los que eran ricos; después de todo, Santiago era un judío devoto que sabía que Dios había bendecido económicamente a muchos creyentes, sobre todo a Abraham, Job, David, Filemón, José de Arimatea y Lidia. En cambio, Santiago estaba condenando la forma en que los ricos acumulaban su riqueza y cómo la usaban. Santiago comparó a los ricos con los animales que estaban siendo engordados para el matadero.
Santiago no está condenando la riqueza aquí. Él está reprendiendo la autosuficiencia y la autocomplacencia. Estos hombres han abusado de su poder y han acumulado una fortuna a costa de trabajadores mal pagados y de las facturas atrasadas. Podemos adorar la riqueza o adorar a Dios con la riqueza. Este es el corazón de esta sección de las Escrituras.
Cuando se trata de las riquezas, tendemos a pensar en las dos categorías de ricos y pobres. La Biblia nos da cuatro categorías y no dos:
1. El pobre piadoso
2. El rico piadoso
3. El impío pobre
4. El impío rico
En la Biblia, la cuestión no es si eres rico o pobre, sino si eres piadoso o impío. La verdad es que puedes ser como Cristo, ya sea rico o pobre, ya que Jesús fue rico en el cielo, pobre en la tierra, y ahora es rico en el cielo. 2 Corintios 8:9 dice: “Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos”. Jesús era pobre en la tierra, pero la Biblia dice que el cielo tiene calles pavimentadas con oro, lo que significa que Jesús es tan rico que está tratando de encontrar usos creativos para todo el oro extra y se ha puesto a hacer carreteras con él.
1. Los pobres piadosos incluyen a Job cuando perdió todo por un ataque satánico, a Rut y Noemí, a los padres campesinos de Jesús, a los parientes del ministerio rural de Jesús, Zacarías e Isabel junto con su hijo Juan el Bautista, a Jesús mientras estaba en la tierra y a los santos en Jerusalén del Nuevo Testamento.
2. Los ricos piadosos incluyen a Abraham, a quien Dios bendijo debido a su fe, a Job después de que Dios restauró su riqueza tras un ataque satánico, a José que supervisó la riqueza de Egipto, a Daniel que gobernó Babilonia durante el reinado de múltiples reyes impíos, y a las mujeres ricas que financiaron el ministerio de Pablo como Lidia y Febe.
3. Los impíos pobres incluyen a Esaú que cambió su primogenitura por una comida, el perezoso en Proverbios que es flojo y desperdicia sus riquezas, a Belsasar que perdió todo su reino cuando Dios permitió que fuera saqueado, y a Judas que tenía poco, pero le robó mucho a Jesús.
4. Los impíos ricos incluyen a Zaqueo el recaudador de impuestos antes de conocer a Jesús, el joven rico, y un desfile de tiranos desde el Faraón hasta Nabucodonosor y Herodes que brutalizaban a la gente para ellos poder llevar estilos de vida lujosos.
El grupo contra el cual Santiago advierte son los impíos ricos en la categoría número 4. Su seguridad, identidad y prioridad está en adorar la riqueza como su dios en lugar de adorar a Dios con sus riquezas.
La riqueza es un término relativo. Todos somos más ricos que alguna otra persona en el mundo, aunque seamos más pobres que muchos otros. ¿Con qué riqueza te ha bendecido Dios? ¿De qué manera puedes administrar mejor el dinero de Dios para Su gloria y para el bien de los demás?
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